Por Pegaso
Yo estoy de acuerdo, y respaldo con mis dos alitas el hecho de que la Presidenta entrante, Claudia Shikitibum haya desairado al “rey” de España, Felipe VI.
¡Sí! Que se vaya a la chingada, pero no al ranchito que tiene #YaSabenQuien en Tabasco, sino a la otra chingada.
Desde su independencia, precisamente de España, México no reconoce reyes, ni emires, ni faquires ni otro tipo de lacras sociales que viven a costillas de sus “súbditos”.
Porque, para empezar, ningún rey es legítimo. Sus antepasados, por la fuerza de las armas, lograron imponerse, llamarse monarcas a sí mismos en nombre de Dios (con la complicidad de la Iglesia) y sembrar el terror en todo el territorio dominado.
No me imagino que Dios, desde su trono celestial, anduviera diciendo: “Pues al país fulano le voy a dar como rey a sutano”.
Además, como se sabe, los reyes europeos, africanos, chinos, aztecas, árabes y de todas las razas y nacionalidades siempre abusaron de sus súbditos.
Por ejemplo, se casaba Juan de los Palotes con una despampanante chamacona. De inmediato, el rey exigía el derecho de pernada. ¿Y qué era el derecho de pernada? ¡Nada, hombre! Simplemente que su guardia personal se presentaba un día antes de la boda, se llevaba a la joven y saciaba en ella sus bajos instintos, para regresarla después al novio.
Los reyes exigían elevados tributos. Y aunque hubo reyes benévolos, la gran mayoría fueron tiranos irascibles y perversos, incluyendo los nuestros, los tlatoanis Aztecas, a los que ni siquiera podías ver a los ojos porque te mandaban torturar y enviar a la pirámide de los sacrificios.
Por todo eso y mucho más, qué bueno que Claudia Shikitibum desairó al “rey” español, al no invitarlo a su toma de protesta.
La invitación se hizo, sí, al Presidente español, Pedro Sánchez. Pero este muy digno le contestó que la Constitución de su país establece que el Jefe de Estado es el Rey. Entonces, ¿para qué fue electo? ¿Para estar de monigote?
Me dan lástima esos países donde todavía hay reyes. Son esclavos de un pasado violento que ya nadie quisiera repetir.
Pero en su interior la gente lo reprime y hasta lo ha sublimado. Cuando deberían odiar a sus antiguos represores, los han convertido en un tema de farándula y hasta revistas especializadas de la realeza se han creado.
Todo ser humano ha soñado con tener el poder y la riqueza de un rey. Las jovencitas, desde la pubertad, ansían que llegue su príncipe azul y ser convertidas en princesas.
Lo que no saben es todo el lodo y la suciedad que hay detrás de ese mundo de glamour. Yo los invito a que lean un poco acerca de la historia de los reyes de España, de Portugal, de Inglaterra y de México.
En México, como en el resto del mundo, los reyes se impusieron con sangre y crearon poderosos imperios, como el azteca.
Durante la conquista, Moctezuma Xocoyotzin fue apedreado por la turba, cuando entregó el poder a los españoles liderados por Hernán Cortés. Éstos después hicieron una masacre hasta casi acabar con la altiva raza mexica.
Tras la caída de Moctezuma, el siguiente tlatoani fue Cuauhtémoc, asesinado al negarse a revelar el sitio en que escondió el tesoro real.
Sin embargo, hay una línea heredera de ese linaje. Así que, si nos vamos a herencias de sangre, sí debería haber un rey en México. Solo que nuestra Constitución no reconoce ese tipo de títulos nobiliarios y establece el voto en las urnas como única forma de obtener la representación de todos nosotros.
Prometo que si viene el “rey” de España a Reynosa, en lugar de hacerle caravanas lo agarro a patadas en las donas. Se tenía que decir y se dijo.
Por eso, aquí nos quedamos con el refrán estilo Pegaso, cortesía de Miguel de Cervantes Saavedra: “Se dirigen legislaciones a donde lo designan monarcas”. (Van leyes do quieren reyes).