Por Pegaso
Yo estoy d acuerdo con Gustavo Adolfo Infante, conductor del programa “Primera Mano” quien le dijo en su misma cara a la tal Bellakath que solo canta “marranadas” y por ese motivo, no le augura que tenga éxito.
Para quienes no conozcan a la reguetonera Bellakath solo baste decir que es una mujer joven, pero más cirujeada del rostro que Michael Jackson y unos pechos y pompis exagerados, del tipo de las “buchonas”.
Su mayor éxito ¿musical? hasta ahora ha sido un bodrio llamado “Gatita”, cuya letra dice: “Una gatita que le gusta el mambo, que con los malos sale a bellaquear”. ¡Imagínense nomás! ¡Y con eso se ha convertido en una celebridad!
Pero no crean mis dos o tres lectores que es caso aislado. Hay decenas… ¡qué digo decenas!… cientos o miles de chicas que se dedican a ese nicho del entretenimiento que es el reguetón, donde ellas mismas rebajan su condición de mujer y se ponen como meros objetos o juguetes sexuales.
No me canso de poner ejemplos de tan gráficas letras, machistas y misóginas.
Al día de hoy, los títulos más escuchados en Spotify y otras plataformas son:
1.- La Jeepeta Remix.
2.- Caramelo.
3.- El Manual.
4.- Hasta que Dios diga.
5.- PAM.
6.- Relación.
7.- Carita de inocente.
8.- La curiosidad.
9.- Sur y norte.
10.- Fabuloso.
Analice la letra de cualquiera de ellas y sabrá que no salen de lo mismo.
Por ejemplo, en la Jeepeta Remix: “Las Air Force son Brand new, la moña verde como sea-doo, millones que me cambian la actitud, esta noche no estamos para un revolú, arrebatado dando vuelta en la jeepeta; al lao mío tengo a una rubia que tiene grandes las tetas”.
La segunda, “Caramelo”, dice: “Aunque no pueda tengo la cola oxidáa, aunque no pretendo quedarme me da un poco de ansiedad. Y aquí, en la vida todo se puede entre bien o entre mal”.
Y así, la mayoría de ellas hablan de dinero, promiscuidad, sexo, drogas, nalgas y tetas.
Ví hace poco un video de un venerable viejecito de 92 años al que llaman “El Abuelo Melquíades”. (Ver el hipervínculo).
A modo de parodia, muestra un video donde enseña a componer canciones de reguetón, como si fuera un cuadro sinóptico con opciones limitadas.
Combinando dichas opciones, puede uno hacer miles de canciones. Solo basta un ritmo pegadizo, tunear la voz, cambiar la letra “r” por la “l” para parecer más latino e intercalar las palabras “mami” y “bebé” para crear instantáneamente un éxito de reguetón que seguramente hará ganar millones de dólares al intérprete.
Pero por supuesto, el abuelo Melquíades lo que hace es demostrar que toda esa música es una porquería, o “marranadas”, como calificó Gustavo Adolfo Infante el trabajo de la “buchona” Bellakath.
Los dejo con el refrán estilo Pegaso: “Al sitio donde te dirijas, realiza las acciones que percibas visualmente”. (A donde fueras haz lo que vieras).