Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Marcianos

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Por Pegaso


1.- Llega un marciano a la tierra en su nave espacial. Se estaciona cerca de la colonia Aquiles Serdán y se dirige a la primera casa que ve.

Toca la puerta y sale un sujeto gangoso.

El alienígena le dice: “Vengo de Marte”.

Y el boquinche le contesta: “De marte de quién”.

 

2.- Otro marciano llega a La Tierra y aterriza en el parque cultural, donde ve a varias extrañas criaturas terrícolas realizando diferentes actividades.

Llega con uno de ellos, que estaba cerquita de la Casa de la Tierra y le dice:

-Hola, terrícola, ¿cómo te llamas?

Después de hacerle la pregunta, le pica el ombligo con el dedo índice.

El terrícola se ofusca, pero no dice nada. Quizá-pensó para sus adentros- la costumbre de saludar en Marte es picarse el ombligo.

-Me llamo Pedro,-contesta el sujeto- ¿y tú?

-Yo me llamo Mxplsxty. (Nuevo piquete de ombligo).

-¿Cuál es la comida más popular en tu planeta?-le vuelve a preguntar el hombrecito verde, y nuevamente le pica el ombligo.

-Bueno, en cada parte hay un platillo típico, pero aquí, en Reynosa, tenemos el Caldío de Conejo, las Papas Asadas, las Flautas y muchas cosas más.

-¡Slurp!-se sabora el de las antenas. En mi planeta solo comemos frutas y verduras. (Nuevo piquete de ombligo).

Ya mosqueado, el de la Tierra le dice:

-Bueno, y ustedes en Marte, ¿cómo hacen el amor?

Y le contesta el marciano, picándole el ombligo por enésima vez: “¡Así!”

 

3.- Llega a La Tierra el jefe de una expedición marciana de conquista, con un millón de platillos voladores. Envía a uno de sus subalternos a dar a los terrícolas un ultimátum para que abandonen el planeta en 24 horas.

El enviado llega a un pueblo abandonado y se estacionó en una gasolinera de esas que tienen bombas despachadoras antiguas.

-¡Tienen 24 horas para abandonar el planeta, si no, los vamos a exterminar!-le dice a una de las bombas, pensando que es el líder de los terrícolas.

Pero la bomba no le contestó nada.

-¡Esto es un ultimátum! ¡Todo está dicho!

Y la bomba, impávida.

Total, el mensajero se regresa a donde estaba la flota y se reporta con el jefe.

-¿Qué pasó? ¿Les diste el mensaje a los terrícolas?-le pregunta este.

-Sí. Le dije al líder que tienen un día para abandonar el planeta.

-¿Y qué te respondió?

-Nada, jefe. Nada más se quedó callado.

-¿Le dijiste que era un ultimátum y que los vamos a destruir si no se van?

-Claro que sí, pero seguía callado, sin decir nada.

-¡Pues qué huevos de cabrón!-exclama el líder.

-Deje usted los huevos, jefe. ¡El pizarrín! ¡Lo tenía largo, largo, le daba vuelta por la cabeza y lo tenía metido en una oreja!

 

4.- No sé qué pensarán ahora los marcianos cuando sepan que nuestro milloneta terrícola Elon Musk piensa ir a colonizar Marte.

No se sabe si se encontrará con marcianitos gangosos, que le hagan el amor picándole el ombligo o con gasolineras de enorme pizarrín. Todo puede suceder.

Mejor nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Los individuos originarios del planeta marte arribaron en este momento, y arribaron danzando ricachá”. (Los marcianos llegaron ya, y llegaron bailando ricachá).

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