Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Madrazos

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Por Pegaso


Oigan. El video ese que se hizo viral donde un hotentote agarra a madrazos a un chaval de quince años, me recuerda algunas escenas de aquella película clásica de los ochentas llamada “Karate Kid” (The Karate Kid, por su nombre en inglés. Estrenada en 1984. Director: John G. Avildsen. Protagonistas: Ralph Macchio, Noriyuki “Pat” Morita, Elisabeth Shue, William Zakba y Randee Heller).

Al igual que el “Energúmeno del Subway”, como ya se le conoce, en el largometraje en comento se ve cómo un maestro de artes marciales abusivo adoctrina a sus alumnos para que golpeen sin piedad a sus rivales.

De esa manera, el enclenque Daniel LaRusso es acosado constantemente por Johnny Laurence y su pandilla, hasta que interviene el señor Miyagi para ponerles una chinga de colores.

Pero en este caso, el endemoniado sujeto de baja caterva moral llamado Fernando Medina Ramírez no se midió.

Tal vez alcoholizado o drogado, llegó ese día hasta un restaurant de la franquicia Subway, pidió altaneramente que lo atendieran y uno de los encargados le sugirió que se formara.

Esto bastó para que el orate, que es experto en artes marciales mixtas y levantador de pesas, se le fuera a golpes de puños y patadas, sin importar que una cámara lo estuviera grabando.

Resultado, el chaval sufrió golpes contusos y fue llevado a un hospital para su atención médica.

El gorila salió del lugar y ya no se le volvió a ver, hasta que el día de hoy las autoridades de San Luis Potosí notificaron que le habían echado el guante.

Por ahí, en redes sociales, hubo incluso personas que pedían la ayuda de los mañosos para agarrarlo y darle su merecido, pero pienso que eso no va a hacer falta, porque los reclusos del penal a donde irá pronto a morder barrotes ya se la sentenciaron.

Para quien no ha visto la película “Karate Kid” les diré que tras las reverendas palizas que recibe Daniel Larusso, el señor Miyagi pacta con el maestro de Johnny su participación en un torneo, para lo cual lo prepara mediante la técnica de pulido de auto: “Pulir, encerar, pulir, encerar” y pintado de cerca: “Arriba, abajo, arriba, abajo”, con lo cual el delgaducho mozalbete se convierte en un experto en las ancestrales técnicas de combate heredadas de Okinawa.

Llega el torneo, Larusso se enfrenta a su primer oponente y lo vence con cierta dificultad, en tanto que Johnny acaba fácilmente con el primero de sus rivales.

Al final del torneo se enfrentan ambos protagonistas: Johnny le aplica un golpe ilegal en la pierna que hace que Daniel no pueda sostenerse en pie.

Luego, durante el descanso concedido por el juez para que se recupere, Miyagi utiliza el milenario arte de la sanación por imposición de manos y Daniel se levanta rápidamente para seguir con el combate.

Ya en el ring, Johnny lo vuelve a atacar ferozmente, pero Daniel adopta la posición de La Grulla y le atiza en el rostro una patada que le hace ganar el punto decisivo.

En la vida real, sin embargo, el agresor suele salirse con la suya.

No pasará mucho tiempo antes de que, pagando una fianza, el torvo sujeto vuelva a las calles para seguir golpeando a todo aquel que se le atraviese enfrente. Claro. Solo a aquellos de los que esté seguro que no le van a responder o que son débiles. Que se ponga con Alfredo Adame, por ejemplo.

Por cierto, el boxeador “Travieso” Arce ya le aventó un reto para que se echen un tirito cuando quiera y como quiera.

Y viene el refrán estilo Pegaso: “A observar de cuán tejido epitelial curtido se obtiene mayor cantidad de sogas”. (A ver de qué cuero salen más correas).