Por Pegaso
A partir de este momento, ya no me llamen por mi nombre de pila. Solo díganme: Pegaso.
Sí, efectivamente. Yo me percibo a mí mismo como un pegaso, aquel ser mitológico en forma de caballo alado que ayudó a Perseo a matar al Kraken.
Si alguien no me llama así, o no cree de verdad que soy un pegaso, estará infringiendo mi derecho a percibirme como yo quiera.
Es más: Yo creo que nací con el cuerpo equivocado. Yo siento tener un pelaje blanco y brillante, patas fuertes, alas grandes y albas.
Nadie me puede decir que eso no es cierto, porque yo así me percibo.
¡Ay de aquel que me lleve la contraria, porque puedo meterle una demanda por discriminación!
Soy un individuo trans especie, como aquel otro que se percibe como perro dálmata.
Me compraré unas herraduras, me colocaré unas alas que puedan llevarme por los aires y relincharé alegremente, porque en este mundo en que estamos viviendo, todo es posible, solo basta percibirlo de la manera que queramos para que así sea, y los demás están obligados a respetarnos.
Yo recuerdo que toda esta locura inició con individuos del sexo masculino que decían que habían nacido con el género equivocado y que sentían estar viviendo una vida que no les correspondía, e igual las mujeres que se sentían hombres.
A esto se les llamó “individuos transgénero”, y “autopercepción” al fenómeno de sentirse diferente a su ser original.
Como resultado, muchos se cortaron el pizarrín para estar ad hoc con su nueva identidad femenina y muchas se implantaron neopenes para poder ser hombres de verdad.
Luego vinieron los transraciales: Personas blancas que se sentían negras y negros que se sentían blancos.
Más adelante la demencia se incrementó y todo se salió de control, ya que algunos pensaron que tenían todo el derecho del mundo a sentirse minusválidos, cuando estaban completamente sanos.
Un cuate de Inglaterra que pensaba de esa manera, llamado Nick, se cortó las piernas para realmente concordar con su autopercepción y ahora sí está contentísimo, porque realmente es minusválido. Otra mujer de Carolina del Norte se echó limpiador de caños en los ojos, porque se percibía como una persona ciega y, efectivamente, ahora lo es. Ellos son los trans capacidades.
¿Qué es lo que sigue?
En un programa argentino se discutía eso, precisamente. Un enano que decía percibirse como niño, fue aprehendido por la policía porque con ese pretexto pudo entrar a una escuela y violar a varios de sus compañeritos.
En Estados Unidos y Europa, hay hombres que se autoperciben como mujeres y exigen entrar al baño de las féminas. Ya ha habido varias violaciones y hasta embarazaos.
Recientemente, el ex presidente nazi de los Estados Unidos, Donald Trump, quien ya anda en campaña para la siguiente, dijo que impulsaría una ley que impida que las personas que nacieron biológicamente como hombres, entren a los baños públicos del sexo contrario.
Después de toda esa locura de las autopercepciones y de cómo esa maldita palabra inventada por individuos sin oficio ni beneficio está cambiando al mundo, se ha generando una corriente contraria nivel mundial para que las cosas vuelvan a ser lo que realmente son. Algo así como la “Ley de Acción y Reacción” de Newton: Toda acción genera una reacción en sentido contrario y de igual intensidad.
Que si alguien nació hombre, se le diga hombre, aunque él se considere mujer.
Si actualmente a Pedro, que es transgénero yo le digo Pedro en lugar de Petra, soltará lumbre de los ojos, me lanzará víboras y tepocatas por la boca y correrá a Derechos Humanos para acusarme de discriminación.
Ellos, ellas y elles pueden definirse como quieran y pensar que son lo que quieran, pero no pueden imponernos al resto de las personas a que compartamos su punto de vista, porque si no, estaremos igual de locos.
Alguien dijo, y dijo muy bien, que esto se ha salido de control porque hay una minoría ruidosa y una mayoría que se mantiene callada sobre temas como este.
A ver, ¿qué tal si sale un loco que se autoperciba como Dios, exigiendo que todos lo adoremos?
Por cierto, existe la certeza de que gobiernos, organizaciones y empresas multinacionales promueven y hasta financian a los grupos transgénero y de la diversidad sexual como una conspiración a nivel mundial para disminuir la población, toda vez que las parejas de hombre-hombre y mujer-mujer no pueden tener descendencia propia.
Esto lo denunció hace varios años en foros internacionales el Presidente de Rusia, Bladimir Putin.
Termino con el refrán estilo Pegaso, cortesía de Chachita, en “Nosotros los pobres” (Año de estreno: 1948. Director: Ismael Rodríguez Ruelas. Protagonistas: Pedro Infante, Evita Muñoz “Chachita”, Blanca Estela Pavón, Miguel Inclán y Delia Magaña): “Sin palabras, fémina, portas arma punzocortante”. (Ni hablar, mujer, traes puñal).