Por Pegaso
Sí. Lo dijo el cabecita de algodón en vivo y en directo desde la mañanera de ayer: Vamos a impulsar una campaña para que los gringos quiten la Estatua de la Libertad.
¿Por qué?-se preguntarán mis dos o tres lectores.
Pues porque considera que Gringolandia ya no garantiza la libertad de las personas que viven en su territorio.
Ya cualquier loco hijo de vecina puede ir a comprar una pistola, una ametralladora, un fusil de asalto, un tanque de guerra, un acorazado y una bomba H en la tienda de la esquina y provocar una masacre.
Hasta donde se ve, creo que los orates de allá están compitiendo para ver quién puede matar gente en una escuela, en un centro comercial o en un desfile.
Según las estadísticas, si tomamos en cuenta los hechos de ese tipo que han ocurrido en lo que va del año, las muertes así provocadas suman más que los asesinatos atribuidos a todos los cárteles mexicanos juntos.
Si comparamos caso por caso, los narquillos mexicanos son niños de pecho comparados con los maniáticos criminales gringos que viven y conviven con la gente normal.
¿Eso es libertad? ¿Ir al trabajo, a la escuela o al supermercado pensando que posiblemente salga un loco con una terrorífica arma y empiece a disparar a diestra y siniestra?
Hay, además, una serie de circunstancias por las cuales, Estados Unidos está considerado a nivel mundial como una “jaula de oro”.
Tú vas por la calle, ves que por la misma acera viene una rubia despampanante y la miras con ojos de admiración.
Ella, afectada emocionalmente por las miradas lascivas y lujuriosas, te pone una demanda en la corte, alegando que la ofendiste y que le causaste un trauma de por vida.
De perdido, de perdido, la corte te pondrá una multota de 100 mil dólares y, ¿de dónde los vas a sacar?
Ahora que, sacarle la lengua, mentarle la mamá, patearle las donas o darle una cachetada guajolotera a un policía, en Estados Unidos, equivale a cadena perpetua o a la pena de muerte con inyección letal.
Allá todo es exagerado y todo se va a las cortes, si te sales un pelito del comportamiento que se considera “normal” entre la gente común y corriente. Son como robotitos que, si te vas por otro lado, ya te cargó el payaso.
Por eso y porque los gringos han negado el indulto al terrorista Julián Assange, nuestro egregio Pejidente aseguró que en el vecino país del norte ya no hay libertad, por consiguiente, debe desmantelarse la Estatua de la Libertad al perderse la esencia misma de ese símbolo universal.
Tras las palabras del Peje del Ejecutivo, ayer, no faltaron los memes, y ya hubo alguien que hizo photoshop a la estatua con su cara, y otro con la estatua escondiéndose de él detrás de su pedestal.
Yo opino que ocurrencias tales no las debe tener un Peje de Estado como ALMO. Ya sabemos que le gustan los chistoretes, pero ahora es muy diferente, porque puede ocasionar un problema internacional.
Ahora que, antes de soltar semejante disparate, debió pensar que en México estamos igual o peor. Si bien aquí no tenemos terroristas que sentenciar, los periodistas estamos cayendo como moscas y miles de ciudadanos son vulnerados en sus derechos más fundamentales.
He dicho.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Luminaria de la vía pública, penumbra de tu habitáculo”. (Candil de la calle, oscuridad de tu casa).