Por Pegaso
La Inteligencia Artificial nos permite ver y conocer muchas más cosas de las que sabríamos con solo nuestras propias capacidades.
En las redes sociales se multiplican los ejemplos de cómo se podría ver determinado personaje de las tiras cómicas o de los dibujos animados si fueran humanos.
Es una tendencia creciente, toda vez que el acceso a programas de IA se ha puesto a disposición de las masas a partir de años recientes.
De esta forma, yo podría pedirle a una Inteligencia Artificial que “humanice” a Homero Simpson y me arrojaría una imagen muy diferente a la que estamos acostumbrados ver en la famosa serie de televisión.
¿Cómo se vería como Ser Humano el robot de la Guerra de las Galaxias R2D2? (Arturito, como lo conocemos los mexican curious).
La interpretación que arrojó el programa es de un tipo joven, con barbita de candado y cuerpo zurcado de coloridos cables.
La IA –ni duda cabe- es una herramienta muy importante. Nos permite obtener en unos cuantos minutos resultados que obtendríamos los humanos en siglos.
Solo basta dar algunas instrucciones y los motores de búsqueda se ponen a hacer su chamba, compilando, analizando y sintetizando todo el saber de la Humanidad para darnos una respuesta concreta.
No hay que esperar que la IA sepa lo que nosotros no sabemos. A final de cuentas, se trata de programas creados por nosotros mismos, con instrucciones de un programador que pueden dar una gama astronómica de respuestas. Pero siempre, con un humano atrás.
Es lo que debatía hace apenas unos días con dos buenos amigos, al lado de un delicioso café.
La Inteligencia Artificial no es solo eso que nos divierte tanto para ver cómo se puede ver un personaje de ficción en la vida real. Esas son niñerías.
La IA es mucho más. Sí, requiere de una programación inicial, pero a partir de ahí, puede aprender por sí misma y no tiene límites.
Por eso mismo existe el temor de que, en un momento dado, pudieran tomar verdadera conciencia, superar a los humanos y convertirse en una amenaza a nosotros, como en Terminator o The Matrix.
Alguien podría pensar: “Bueno, si nosotros programamos a la IA, también podemos desprogramarla y listo”.
Pero no es tan sencillo. La tesis de Terminator es que, al tomar conciencia de sí misma, Skynet (una inteligencia artificial) determinó acabar con la Humanidad por considerarla una amenaza para su propia existencia.
No creo que llegue a pasar algo semejante, pero de que existe el temor de que se nos pueda ir de las manos, existe.
Hay una anécdota que dice: Un grupo de científicos creó una poderosa máquina con Inteligencia Artificial. Luego de encenderla, introducirle los códigos y programaciones necesarias, procedieron a hacerle una pregunta. La pregunta fue: “¿Existe Dios?” Y la respuesta de la máquina los dejó aterrorizados: “¡Ahora sí!”
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “Esta situación presenta coloración similar a la de un insecto de la familia Formicidae”. (Esto está color de hormiga)