Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Guapura

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Por Pegaso


La noticia viral y los memes que la acompañaron estuvieron dedicados la semana pasada a los resultados de la encuesta de la plataforma TC Candler, del cantante de rap sur coreano Kim Namjoon, del grupo BTS como el hombre más guapo del mundo.

Desplazó de ese puesto al Supermán, Henry Cavill, quien tenía varios años de estar en la posición número uno.

Las chungas que se volvieron rápidamente virales en Internet y redes sociales fue porque Kim Namjoon no es nada varonil. Es más, parece muñequita oriental de porcelana, tan lampiño como nalga de recién nacido y rasgos marcadamente femeninos.

En contraste, Henry Cavill es un tipo alto, musculoso, barbilla partida y facciones propias del sexo masculino.

La diferencia, si se ven las fotos de ambos, es abismal. Cavill parece un rudo leñador, mientras Namjoon se asemeja más a una niñita.

¿Qué es lo que quiere decir esto? Algunos lo interpretan como un cambio radical de tendencias, donde ahora lo que se pretende es feminizar al hombre, hacerlo ver vulnerable y frágil.

Hace unos años, en una de sus tantas locuras que parecen verdades, el Presidente de Rusia, Putín, decía que hay una conjura internacional en vigor desde hace varias décadas para que las relaciones homosexuales se vean en el mundo como algo normal, cosa que ya está ocurriendo.

Esa visión de un mundo gay, que pretenden imponer a chaleco las naciones más poderosas, tiene como propósito disminuir el crecimiento de la población mundial, ya que los homosexuales no se reproducen por sí mismos.

Si actualmente somos más de 7,500 millones de personas en el mundo, ¿se imaginan cuántos seremos dentro de diez años?

Ya lo decía Maltus: Cada medio siglo, la población mundial se duplica y es necesaria una rasuradita, exactamente como está pasando ahora, con la pandemia de COVID y la viruela del simio.

Pero esas son especulaciones. Teorías conspiranoicas.

Yo, como Pegaso chapado a la antigua, defiendo la idea de que el hombre debe ser feo, fuerte y formal.

Por eso mismo, entraré a la plataforma de TC Candler y propondré que se nombre a Danny Trejo como el hombre más guapo del mundo, siguiendo el canon de las tres “Fs”.

Pero no creo que me tomen la palabra, porque la verdad, Danny Trejo sí está feo con ganas.

Dicen que cuando nació, el doctor, en lugar de darle nalgaditas, lo agarró a madrazos.

Su mamá, cuando la enfermera se lo entregó, en lugar de darle pecho, le dio la espalda.

Cuando su mamá dio a luz, el médico lo tomó en sus manos y le dijo: “Señora, lo voy a aventar para arriba. Si vuela, es un murciélago”.

Danny Trejo es tan feo, tan feo, que cuando manda su foto por e-mail, la computadora lo detecta como virus.

Es tan feo, tan feo, que cuando su esposa sale de casa, se lo lleva con ella, con tal de no darle el beso de despedida.

Cuando era niño, le pidió a su papá que lo llevara al zoológico y este le contestó: “¡Ah, no! Si la gente quiere verte, que vengan a la casa”.

Cuando jugaba al escondite con los demás niños, nadie lo buscaba.

En una ocasión, cuando fue a comprar una máscara para Halloween, solo le vendieron la liguita.

Esto de la guapura o fealdad es algo muy subjetivo. Conforme cambian las modas, cambian también los gustos.

Y si ahora a las chavas les gustan afeminados, delicaditos, con piel de porcelana y ojos de rendija, posiblemente a la vuelta de los años cambie la tendencia y prefieran al tipo rudo, barbón y musculoso.

Le diré a mi cuate Australo Pitecus que se postule para el hombre más guapo del mundo 2023.

Viene el refrán estilo Pegaso: “Posiblemente es equivalente a goma de mascar y se adhiera”. (A lo mejor es chicle y pega).