Por Pegaso
Ahora que la Secretaría de la Defensa Nacional, por instrucciones del Pejidente ALMO envió 250 soldados de élite para apaciguar a los narcos en Nuevo Laredo, bien harían en tenerlos bien vigiladitos y darles un fabuloso sueldo para que no pase lo que hace más de veinte año con los GAFES, a los que les pagaban una miseria y fueron convencidos por el jefe del Cártel del Golfo, Oziel Cárdenas, para que fueran su escolta personal.
Con el paso del tiempo formaron su propio cártel y se convirtieron en Los Zetas.
Como dice el dicho, más vale prevenir que lamentar, sobre todo, si no se tiene cuidado y se repiten los mismos errores.
Pronto tendremos una nueva organización criminal llamada “Los Equis”, si hacen caso omiso de mis sapientísimas recomendaciones.
Pero vayamos a lo que está ocurriendo en Nuevo Laredo.
Ya sabemos que balacearon la embajada gringa y esto causó una reacción en Washington similar a la que provocó el finado Carlos Ibarra cuando dijo que daría 10 mil dólares por cada policía muerto de la Patrulla Fronteriza.
También sabemos que fue la presión de los gabachos y no los daños causados a la población civil lo que forzó al gobierno mexicano a enviar a estos super-druper soldados, altamente capacitados y con gran capacidad de movilización.
Pero han pasado dos días y hasta ahorita no he sabido que hayan disparado un solo tiro, o que de perdido le hayan dado una cachetada guajolotera a algún narquillo.
Haré otra salutífera recomendación: ¿Por qué no contratar los servicios de verdaderos soldados, ex combatientes de Vietnam, condecorados con las más altas insignias de los Estados Unidos?
Es decir, no necesitamos 250 o más miembros de la soldadesca, cuando podemos traer a Silvester Stallone, alias “El Rambo”, a Arnold Schwarsenegger, alias “El Exterminador”, a Jason Statham, alias “El Transportador”, a Chuck Norris, alias “El Texas Ranger”, a Bruce Willis, alias “El Duro de Matar”, a Jean Claude Van Damme, alias “El Soldado Universal” o a Steven Seagal, alias “El Nico”.
Estoy seguro que con esos tenemos para acabar de una vez por todas con tanta violencia, no solo en Nuevo Laredo, sino que después de limpiar esa plaza, que se vengan a Reynosa y luego a Matamoros, San Fernando y Ciudad Victoria.
Imagínense, mis cuatro o cinco lectores: Una célula de la delincuencia organizada se despliega por toda la ciudad quemando camiones, bloqueando calles, lanzando ponchallantas y correteando policías.
De pronto, aparece por una bocacalle nada más ni nada menos que “El Exterminador”, Arnold Schwarzenegger. Una de las cámaras del C5 que aún no ha sido tumbada, hace un acercamiento y se escucha cuando dice, armado hasta los dientes: “I’m back! (¡He regresado!”)
Más atrasito sale Silvester Stallone. Nuevamente la cara apunta a un rostro monolítico que dice, torciendo la boca: “I´m your worst nightmare! (¡Soy su peor pesadilla!”)
Después se les unen Chuck Norris, Jean Claude Van Damme, Bruce Willis y Steven Seagal, quienes empiezan a hacer su desmadre.
Schwarzenegger apunta su pavoroso cañón de riel y mata a veinte cabrones de un solo tiro, mientras que Stallone dirige su escuadra Pietro Beretta hacia uno, dos, cinco, ocho atacantes y a todos les da en la frente con gran precisión.
Mientras tanto, Chuck Norris, Jason Statham y Steven Seagal se enfrentan en combate cuerpo a cuerpo contra los aguerridos sicarios, venciéndolos fácilmente con sus golpes de karate, tae kwon do y aikido.
Total, Nuevo Laredo queda peor que como estaba. Ni los bombardeos rusos a Ucrania se pueden comparar con los efectos colaterales que dejaron estos adalides de la justicia, en su afán de librarnos de los malvados delincuentes.
Por lo tanto, es mejor dejar que los 250 soldados de élite hagan su chamba y que cuando se encuentren en la calle con un delincuente, le den abrazos, no balazos, siguiendo las sabias indicaciones de nuestro insigne Pejidente.
Viene el refrán estilo Pegaso, cortesía del ex gobernator Arnold Schwarzenegger: “Hasta el próximo avistamiento, newborn”. (Hasta la vista, baby).