Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Entrega

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Por Pegaso

¿Lo ven? ¿Lo ven? Sin ser pitoniso, arúspice, oraculero, augur, nigromante, pariente de los Simpson o primo de Nostradamus, pero lo dije yo primero: “El Mayo” Zambada se entregó a las autoridades norteamericanas.

Era cuestión de lógica y de sentido común. ¿Cómo es posible que un coyote tan lampareado, que una mojarra enjabonada como “El Mayo” Zambada se haya dejado engañar y agarrar de una forma tan burda? ¿Acaso no sabía que desde hacía varias décadas las agencias norteamericanas andaban tras sus huesitos?

¡A otro cuadrúpedo canino con dicho tejido óseo! (¡A otro perro con ese hueso!) El cuate se entregó.

Lo hizo porque está viejo y enfermo, y quiere pasar tranquilos sus últimos años de vida en un resort de lujo con piscina, gimnasio, atención médica de primer mundo, viandas y bebidas gourmet, todo pagado por el gobierno de Gringolandia. Sí. En una cárcel de aquel país.

De haberse entregado en México, lo mandarían a una oscura y lóbrega celda de dos por dos metros, con un solo baño sucio y maloliente, con bazofia como comida y atención médica más mala que la del IMSS.

Por eso decidió irse a Estados Unidos y cooperar como todo narcotraficante bueno para que caigan otras cabecillas de la delincuencia organizada.

Muchos se tragaron el cuento que había sido capturado.

Pero ahora, en un vuelco de la historia que me da la razón, el procurador General Merrick B. Garland sugirió que había sido una entrega pactada.

El motivo fue que “El Mayo” negoció con los fiscales gringos a sabiendas que desde hace algunos años padece de una enfermedad que lo llevaría tarde o temprano a la tumba, viviendo entre el monte o en lugares inaccesibles.

Recordemos que el finadito Julio Scherer le hizo una entrevista en algún lugar de la zona montañosa de Sinaloa.

Los sicarios que “guiaron” a Scherer lo llevaban con los ojos vendados y nunca supo el camino que tomaron y la ubicación exacta del búnker donde pasaba su vida el temido capo.

También dije que su captura no era para nada significativa, ya que los jóvenes están tomando el control de los cárteles de la droga. Se va la momiza y llega la chaviza.

Así que, de hecho, se trata de una negociación de alto nivel para jubilar a los líderes obsoletos y pasar la estafeta a los nuevos mandos.

¿Por qué? Bueno, porque hay que modernizarse. La industria del trasiego, logística y canales de distribución de la droga tiene que ponerse al día.

Pienso que en territorio norteamericano está ocurriendo el mismo relevo, solo que allá no hacen tanto pex.

Simplemente los viejones se van y vienen las nuevas generaciones.

Allá el sistema es mucho más sofisticado porque nadie sabe quién es el “capo di totti capi”, la mera cabeza del crimen organizado.

Es más, ni siquiera conocen a los mafiosos regionales porque en Estados Unidos, mientras no cometas una infracción o debas impuestos, eres invisible y nadie te molesta, así seas el tipo más ruin del mundo.

Claro, por supuesto. Cada norteamericano tiene su “dealer” de confianza. Casi hay uno en cada cuadra y es el encargado de surtir de yerba a los pacíficos y chambeadores ciudadanos, que utilizan la droga como un relajante natural. Si no, véanlo en las películas. He analizado el contenido de las chafas producciones de Hollywood y puedo asegurar que en el 90% de las veces se ve que están fumando o que se refieren a la yerba de algún modo.

Si en México el negocio-por decir algo- es de 100 millones de dólares diarios, allá es de 100 mil millones al día. Aquí se están matando por migajas, mientras que en Estados Unidos el mercado alimenta una poderosa y silenciosa mafia que llega desde lo más alto de la sociedad hasta lo más bajo de ella. Y todo, sin llamar la atención.

¡Chulada de país!

Viene el refrán estilo Pegaso: “¡En dicho lugar se encuentra el verdadero arbusto!” (¡Ahí está la mera mata!)