Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Diferencia

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Por Pegaso


No es lo mismo: “Huele a traste, que atrás te huele”, o “¡Gabino, ven!, que ¡venga vino!”

Tampoco es lo mismo: “En la calle Zaragoza, que Sara goza en la calle”.

Y mucho menos “Allá, por Tepito, que te pito por allá”.

Y si a esas vamos, legalidad y justicia no son la misma cosa.

Recién hubo un intercambio epistolar entre el Pejidente ALMO y el Senador Rucardo Montreal, con respecto a lo que debe ser legal y lo que debe ser justo, porque muchas veces los tribunales, con el afán de apegarse a los dictados de la ley, incurren en decisiones legales, pero injustas.

El ejemplo clásico: Un hombre se mete a una tienda, se roba una pieza de pan, el dueño llama a la policía y pide que se lleven detenido al ladrón.

El hecho desnudo es que el individuo robó. La ley dictamina que se le debe castigar con una sanción proporcional al monto del daño ocasionado.

Y la ley no sabe si el pobre tipo tenía hambre, si en su casa no había comida o si se había quedado sin trabajo.

Los delitos llamados “famélicos” son eso: La persona los comete porque muchas veces se ve obligada por las circunstancias, no porque lo desee. Pero la ley es la ley. Por eso están repletas las cárceles.

Recuerdo que un médico de aquí, de apellido Bracho, estaba promoviendo a nivel nacional una iniciativa para dejar en libertad a miles de delincuentes primerizos que habían cometido delitos famélicos, pero lo mandaron a volar.

La ley dice que todo delito se debe castigar y el que robó el pan debe recibir un castigo. Es lo legal.

Lo justo sería, sin embargo, que el juez fijara algún tipo de compensación hacia el afectado. Es decir, que el ladrón barriera el frente de la tienda, o que lavara los trastos del propietario hasta que cubriera el importe de lo robado que, en el caso de una hogaza de pan, no supera los cinco pesos. Eso sería lo justo.

Montreal y AMLO profundizaban en lo que es justo y lo que es legal. Montreal decía en su cuenta de Twitter: “La diferencia entre lo legal y lo justo es tan antiguo como la Grecia Clásica. Sostengo que no debe existir diferencia entre uno y otro; si algo es legal debe también ser justo, y viceversa, lo justo debe ser igualmente legal”.

¡Pamplinas! Solo palabras. Ellos, desde el lugar privilegiado en que se encuentran, pueden con las manos en la cintura hacer que se haga efectivo lo que afirman.

Que promuevan cambios en la Constitución y leyes secundarias, de tal forma que si en el Código Penal dice que robar un pan es un delito y se debe sancionar con tantos días de salario mínimo y cárcel, debería agregarse un anexo que diga: “A excepción de que la persona sea primodelincuente y se demuestre que fue un delito famélico; entonces, se le aplicará como sanción la realización de un trabajo que cubra el importe del artículo sustraído”.

¡Eso sí sería justo, señor Montreal, Pejidente!

Si algún barbero o lamehuevos está leyendo esta humilde columna, hágasela llegar a los susodichos para que lo tomen en cuenta y dejen de hacerse bolas con juegos de palabras que ni Aristóteles, si volviera a nacer, pudiera comprenderlas.

¿Y qué pasa con otro tipo de delitos? Porque si un delincuente entra armado a mi casa a robar y yo lo desarmo y lo mato, más pronto que de inmediato llegarán una nube de agentes de la FGR, Policía Ministerial, Guardia Nacional, Inteligencia Militar, CIA, DEA, Seguridad Nacional y hasta el HEB, a detenerme por homicidio calificado. De seguro pagaré con una multa de varios millones de pesos para indemnizar a los familiares del pobre occiso y purgaré varios años de cárcel en Almoloya.

Ahhh, por cierto, tampoco es lo mismo “Rosa Melcacho que…” (Se los dejo de tarea).

Viene el refrán estilo Pegaso que dice: “Infracción no es sustraer, mas sí lo es que te sorprendan in fraganti”. (Delito no es robar, sino que te agarren robando).