Por Pegajo
El siguiente texto anónimo llegó a esta columna. Lo extraño es que viene en idioma tabasqueño, difícil de traducir.
Lo pongo a consideración de mis dos o tres lectores para que intenten descifrar qué es lo que quiso decir su autor, si es que pueden hacer la traducción al español.
Yo, de momento, tengo la sospecha de que lo escribió alguien que de verdad amó a su gente y a su país.
Alguien que supo unir a todos los mexicanos como a un solo pueblo y que nunca promovió la división.
Alguien que quiso tanto a los niños, que apoyó a los pequeños con cáncer y no los dejó a su suerte.
Alguien que tuvo ideas magníficas para mejorar las condiciones de vida de todos sus conciudadanos, que no se aisló en una caja de cristal y que siempre tuvo una mano amiga para los que sufren.
Alguien que detestó la corrupción, que dio un buen ejemplo para su familia, una familia que se mantuvo alejada de las tentaciones que da el dinero fácil.
Alguien que no pactó con la delincuencia, sino que les dio su merecido.
Alguien que amó las libertades fundamentales del ser humano, como es la vida, como es la libertad de pensamiento y la libertad de expresión.
Alguien a quien no le tembló la mano para combatir a los enemigos de la patria, a los delincuentes que tienen asolado y aterrorizado a todo el país.
Alguien que busca la alternancia política, porque sabe que es lo mejor, y evita el continuismo que crea complicidades.
Alguien que ama la institucionalidad, que juró cumplir con los mandatos de la Constitución y someterse a sus dictados, en vez de sustituirlos por caprichos.
Alguien que nunca fue señalado por sus nexos con el narco.
Alguien que pudo ser y no fue.
Pero lean, analicen y juzguen, si este texto se corresponde con la idea que yo tengo de su autor, el cual se ve que lo dice con una sinceridad que le brota del corazón.
Como lo dije, viene en idioma tabasqueño:
“Muy pronto llegará el final del jejjenio y jerá el punto final de mi carrera…
Me marcharé humilde, como llegué, pero millonario de cariño.
Nunca olviden que juntoj y unidoj logramoj el renajimiento de nuejtra patria y conjeguimoj el bienejtar de nuejtro pueblo…
No ejtén trijtej. La vida ej ají…
Todo prinjipio tiene ju final. Jonrían jiempre, jiéntanje orgullojoj porque fuimoj parte fundamental de la mejor hijtoria de Méjico.
Amigaj y amigoj: Tendré que partir, no jin antej agradejer todo lo que hijieron por mí.
Me voy para jiempre, pero me loj llevaré a todoj en mi lado izquierdo, muy dentro de mi corajón…
Ejpero no haberlej fallado y ojalá que nunca je olviden de mí”.
Me mandan, por favor, su punto de vista sobre esta misteriosa misiva.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “En caso de que te marches abstente de referirme tu partida”. (Si te vas no me digas adiós).