Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Cubano’

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Por Pegaso

(Nota de la Redacción: La siguiente colaboración está escrita en idioma cubano. Quien no domine ese bonito idioma, puede buscar el apoyo de algún traductor calificado. Favor de leer con acento cubano y tomar en cuenta que los apóstrofes sustituyen a las letras “s”, que generalmente es una letra muda para ellos).

No sé si alguno de mi’ do’ o tre’ le’tores ha notado, pero en mucho’ lugare’ de la ciudad lo’ migrante’ cubano’ e’tán dejando ra’tro de su presencia.

Y mientras el Gobierno de los E’tado’ Unido’ le’ resuelve si le’ da asilo, lo’ retachan a la isla, o se quedan en México, lo’ emprendedore’ compatriotas de Fidel Castro están abriendo peluquería’, salone’ de belleza, venta de pizzas, o como empleado’ de farmacia’, tiendas de conveniencia, de refaccionaria’ y re’taurante’.

Por doquier se oye el lenguaje inconfundible de lo’ caribeño’: “Oye, chico, ¿tú sabe dónde yo puedo tomar la guagua?”

Por cierto, me encanta el comediante de la cola de caballo, Teo Gonzále’, cuando se avienta su’ chi’te’ de cubano’:

-¿Tú sabe porqué lo’ cubano’ siempre traen el pelo cortito? Porque llegan con el peluquero y le dicen: Córtame el pelo, chico.

-A mí me gu’ta Sali’ con la cubana porque te levantan el ánimo. Siempre que te ven te dicen: ¡Cosa má’ grande, caballero!

-Fíjate que e’taban do’ cubano’ platicando allá, en La Habana Vieja, Peña Coco, azúcar, cosa má’ grande, caballero, mi sangre y todo. En eso iba pasando Santa Cló’ volando en su trineo y le dice un cubano al otro: Oye, chico, ¿y ese quién e’? Y le conte’ta el segundo: ¡Papá Noé! Y le respondió el primero: ¡Pue’ mamá tampoco e’!

-Un cubano le dice a otro: Mira, chico, que e’te régimen de Ca’tro e’ el mejó’, pero para adelgazá’. No’ e’tá matando de hambre, chico, ya no podemo’ comer ná’a. Y el otro le pregunta: Bueno, ¿y qué quiere que hagamo’? Conte’ta el amigo: ¿Qué te parece si vamo’ a la e’quina y no’ robamo’ un pato? -Oye, chico, pero aquí en Cuba, el que roba lo matan. Pue’ sí, que no maten, pero con la barriga llena y el corazón contento, mi sangre. -¿Y cómo le vamo’ a hace’? -Mira, yo pongo la mano así para empuja’te y tú salta la barda. Así lo hacen. El primero pone la’ mano’, el segundo se impulsa y cae sobre un pato. El pato, al senti’ el peso del sujeto, le hace: ¡Cuac! Y le contesta el que se quedó afuera: El que sea e’tá bueno, si al cabo no’ lo vamo’ a comé’.

-En un mitin decía Fidel Ca’tro: Hermano’ cubano’: Ya Cuba no e’tá siendo la mi’ma que antes. Antes trabajaba la gente de sol a sol y hacíamo’ grande a e’te paí’. Ahora no, ya todo’ quieren andá’ con la rumba, la salsa, la guaracha y ya nomá’ quieren música y son. Ya no quiero a nadie en la’ calle’ de’pué’ de la doce de la noche. Y el que ande en la calle depué’ de la doce de la noche, lo vamo’ a fusilá’.

Pero como el cubano, al igual que el resto de lo’ latino’ e’ guapachoso y bullanguero, una patrulla encontró a uno con la botella de ron en la mano y el habano en la boca, tambaleándose de borracho. Uno de lo’ policía’ le dice al otro: ¡Mira a é’te, cómo anda, chico! Vamo’ a detenerlo.

Y así lo hacen, pero el otro agarró su e’copeta y le sorrajó un tiro. Cayó el tipo muelto, y su compañero le dice: ¡Pero coño, por qué tú lo mat’ate, chico? ¡Todavía no son la doce de la noche! Y el otro le dice: Mira, mi negro, yo sé donde vive y en quince minuto’ no alcanzaba a llegá’ a su casa.

En otro mitin, Fidel Castro decía: ¡Hermano’ cubano’, acabo de regresar al poder despué’ de una larga ausencia. Quiero decirle que vamo’ a regresa’ con má’ enjundia. Ahora vamos a poner má’ guagua’ para que la gente vaya a su trabajo y regrese. Y en el fondo gritaba uno: ¡Fidel, tengo hambre! ‘Taba yo diciendo, hermano’, que vamo’ a hace’ más estadio’ de bei’bol para que to’o mundo juegue a la pelota…¡Fidel, tengo hambre! Y así, cada que Fidel decía algo, el tipo lo interrumpía, ha’ta que mandó a su guardia por aquel inoportuno. Cuando ya lo tuvo delante, le dijo a uno de lo’ guardia’ que lo hiciera beber un litro de agua. ¡Pero camara’ Fidel, yo lo que tengo e hambre! ´-¡Se me calla o lo mando fusilá’!¡Denle otro litro de agua!…-Pero Fidel,… ¡Se me calla o lo mato aquí mi’mo! Total, lo hace tomarse die’ litro’ de agua, y al final le dice: Mira, chico, aquí e’tá la alacena presidencial con jamón e’pañol, trufa’ francesa’, caviar de Noruega,… puede’ comer to’o lo que tú quiera’. Le conte’ta el sujeto: ¡Oye, chico, no puedo, e’toy lleno de agua! Y dice el líder revolucionario en tono triunfal: ¿Ya lo ven, comarada’, lo que tenía era sed, no hambre!

 

 

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