Por Pegaso
A sus 95 años, la reina Chavela de Inglaterra enfermó de COVID-19.
Raro en ella, porque generalmente es más sana que un peleador de kick boxing y más longeva que el mismísimo Chavelo, su tocayo.
La Chave ha sobrevivido a dos guerras mundiales, y si ocurre una tercera, también será la única sobreviviente.
Hay quienes aseguran que pertenece a la raza de reptilianos, otros dicen que tiene pacto con la muerte y algunos más, que se trata de una bruja con poderes mágicos.
Sea como sea, “su majestad” es atendida por lo mejor de lo mejor de la ciencia médica.
Se contagió cuando fue a visitar a su hijo Charly, otro carcamal que ya parece momia, pero que hace algunos años se dio el lujo de despreciar a la guapísima Lady Di, a quien cambió por la fea, ordinaria y aburrida de Camila Parker. Cuestión de Gustos.
Cuando regresó a su palacio de Buckingham, la reina ya traía moquillo.
Sus médicos de cabecera se alarmaron, porque se le iba la corona para un lado y no podía coordinar sus pasos.
De inmediato trajeron a los mejores especialistas y le hicieron su chequeo de rutina, con prueba COVID y todo para después diagnosticar que, efectivamente, traía el virus.
Pero no crean mis dos o tres lectores que la viejita se estuvo quieta. Luego del costoso tratamiento que le aplicaron, se dedicó a realizar algunas actividades propias de la realeza.
Si me hubieran preguntado a mí, les hubiera dicho a sus doctores que la mantuvieran quietecita en la cama, que le pusieran unas buenas inyecciones de Ivermectina con Ibuprofeno y Paracetamol, como lo hace la raza mahuacatera, y ya después, aprovechando la ocasión, que le dieran una buena bondeada para quitarle algunas cuantas arrugas.
Doña Chave ha sido blanco de muchísimas teorías de conspiración.
Ya dije líneas arriba que algunos aseguran que se trata de una reptiliana, es decir, que pertenece a una raza extraterrestre que se ha mezclado con los humanos para dominar al mundo.
Esa estrambótica idea nació en 1993 de la cabecita loca de un tal David Icke, quien decidió que ya era hora de revelar “la verdad” y publicó un libro llamado “El Secreto más Grande”.
Según la revista Vanidades, en uno de sus artículos, “el autor afirmaba que el mundo estaba manejado por una élite, producto del apareamiento entre miembros de las clases gobernantes humanos y una raza alienígena de reptiles mutantes que habría llegado a la tierra en busca de recursos, hace 300 mil años”.
Según el autor, los reptilianos están infiltrados entre nosotros y no nos damos cuenta, salvo por algunas fotos donde poderosos personajes como los Rockefeller, los Rothschild y los Windsor, son fotografiados haciendo bizcos y gestos medio raros.
Lo realmente extraño es que a partir de entonces, muchos otros “teóricos de los antiguos astronautas” han hecho eco de la sesuda investigación de ese loquito, quien se hizo rico gracias a su fértil imaginación y a la credulidad de la gente.
Por eso, aquí nos quedamos con la frase estilo Pegaso, cortesía de Ripley: “A pesar de que usted se abstenga de proporcionarle verosimilitud”. (Aunque usted no lo crea).