Por Pegaso
¡Juar, juar, juaaaar! Hace unos días publiqué una nota informativa con la cabeza: “Influencers se ensañan con el Alcalde”.
No era una defensa del Presidente Municipal. No. Era más bien una forma de decir a la autoridad que los influencers no sirven para promocionar actividades oficiales, aunque sí para echarles chingadazos, como el chavalón que puse como ejemplo.
Este respondió a mi nota y empezó a decir de manera irónica que ahora los influencers “se ensañan con el alcalde” cuando exponen la verdad.
Tal vez no estuvo muy bien aplicada de mi parte la palabra “ensañar”. Lo que sí quiero dejar en claro es que cuando uno critica, sea por denuncia de la gente o por tu propia iniciativa, tienes que contextualizar para ofrecer una información objetiva.
Cierto. Varias calles de la colonia Lázaro Cárdenas parecen Venecia por la gran cantidad de aguas negras que desde hace décadas inundan el sector.
Pero no es un problema generado durante la Administración actual. Yo decía que esa bronca tiene muchas administraciones y por la dificultad técnica que existe no se ha podido dar una solución definitiva, a pesar de los millones y millones que se le han invertido.
Alcaldes van y alcaldes vienen, decía yo, y las calles en ese sector siguen igual. El actual Gobierno solo es el último. Espero que en los dos años que faltan del trienio se lleve a cabo un estudio a profundidad para que ya no siga aflorando el drenaje y este se pueda canalizar a los cárcamos o lagunas de oxidación.
Pero decía yo. Creo que al influencer no le cayó muy en gracia que utilizara su ejemplo para evidenciar una falla que existe en el área de Comunicación Social, donde los influencers se han convertido en la columna vertebral. Mea culpa.
Pero no dejé de notar que para sus videos, -que en algunos que he visto de manera fortuita, ya que no soy su fan ni su hater, aclaro-, utiliza una cachucha de MORENA, el partido por el que el actual Alcalde de Reynosa llegó al poder.
Eso me hizo mucho ruido y hasta llegué a pensar que se trataba de fuego amigo, de alguien dentro de ese partido interesado en criticar el desempeño de esta Administración Municipal y que el chavalón le estaba haciendo el juego sucio.
Pero ya después, viendo bien, me di cuenta que la gorra, efectivamente, trae el logotipo de MORENA, pero más abajo, escrito con plumón, le agregaron “Tengo la v…”, para hacer la frase: “Morena tengo la v…”, refiriéndose, por supuesto, al propio órgano de reproducción masculino.
En lo particular, pienso que la gran mayoría de los influencers solo se dedican a subir contenido chatarra a las redes. No minimizo el trabajo que alguien quiera hacer al recibir denuncias ciudadanas, ir al lugar y hacer un video criticando a la autoridad, pero si esa chamba la hiciera un periodista profesional, tendría que buscar antecedentes y ponerlo todo en un contexto más amplio.
No por nada la ley electoral ha prohibido el uso de influencers en las campañas políticas.
Hay que recordar que durante la campaña para Gobernador de Samuel García, su vieja, de la que no me acuerdo el nombre, creo que Adriana, fue la que le acarreó la mayoría de los votos.
Los influencers, con tal de conseguir seguidores y hacerse virales pueden vender hasta el alma de sus mamacitas, como ocurría precisamente con la esposa de Samuelín, a la que una vez regañó porque subía fotos donde se le veían hasta las anginas.
En fin. Una disculpa al jovenazo de la cachucha de MORENA. No tengo el gusto de conocerlo, pero hay un dicho muy sabio que traducido al estilo Pegaso dice así: “Abstente de realizar acciones benevolentes que tengan apariencia de malévolas”. (No hagas cosas buenas que parezcan malas).