Por Pegaso
-La mujer del panadero está buscando un socio, porque dicen que el marido ya no le atiende el negocio. ¡Bomba!
-Hermosa flor de pitaya, blanca flor de saramuyo; en cualquier parte que vaya, mi corazón será siempre tuyo. ¡Bomba!
-Ayer al salir de misa te vi muy sonriente, pero entre tu sonrisa había un frijol en tu diente. ¡Bomba!
Estos son ejemplos de bombas yucatecas.
Lo que estamos viendo en Medio Oriente son ejemplo de otro tipo de bombas que no causan risas, sino lágrimas y terror.
Primero, fueron drones con unos pequeños artefactos explosivos que causaban algunos daños estructurales a edificios y vehículos. Más adelante vimos misiles tierra-aire-tierra. Ahorita estamos viendo bombas termobáricas. Siguen, si la lógica no miente, las bombas nucleares, y entonces sí, ya nos cargó el payaso.
Porque hay de bombas a bombas. Todavía las termobáricas se pueden considerar convencionales, pero hay todo un arsenal en poder de algunos países como Estados Unidos, Rusia, China, Japón, Corea del Norte, Israel, Francia e Inglaterra, suficiente para borrarnos a todos del mapa si se detonaran al mismo tiempo.
Y este no es asunto de broma. Una bomba es un arma explosiva que utiliza la reacción exotérmica de un material explosivo para liberar energía extremadamente violenta y repentina.
Fueron los chinos, allá por el año 1221 quienes utilizaron por primera vez este tipo de artilugios. Se rellenaban tubos de bambú con pólvora y pedazos de metal para causar la mayor cantidad posible de bajas en el enemigo.
Como ya dije arriba, las bombas que se utilizan actualmente en los conflictos bélicos se clasifican en dos grandes tipos: Convencionales y nucleares.
Hasta ahora, el Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares (TPAN) ha sido respetado, sin embargo, en días recientes, tras los bombardeos mutuos entre Israel y sus vecinos árabes, donde salieron a relucir las termobáricas, se habló de una escalada como nunca se ha visto en la historia de la Humanidad, donde poco falta para que se utilice la primera bomba nuclear y una vez que eso ocurra ya no habrá vuelta atrás.
Supongamos que hay un intercambio de proyectiles no convencionales en Oriente Medio. Pronto el conflicto se extenderá a las grandes potencias, como Estados Unidos, con sus aliados Inglaterra, Francia y Japón, contra un bloque encabezado por Rusia y China.
El primer efecto será el encarecimiento de los productos derivados del petróleo, como las gasolinas, los plásticos y miles de cosas más, porque los pozos petroleros serán objetivos primarios.
En países como México, con una crisis mundial y un país que depende mayoritariamente de las importaciones, pronto el Gobierno de la República tendría que estar implementando una economía de guerra. Y en una economía de guerra se para todo, incluso la inversión pública, para dar prioridad a la subsistencia de la población.
Ojalá que no llegue a pasar tal cosa porque es muy feo estar esperando que nos caiga una bombota y no precisamente yucateca.
Aquí cerquita, en Brownsville, tenemos un objetivo militar: La base espacial de SpaceX, propiedad del ricachón Elon Musk, y un poquitín más allá, en Houston, la base de comando de vuelos del programa espacial de la NASA.
Habiendo en Gringolandia decenas de objetivos primarios, podríamos ver llegar oleadas de güeros pasando de mojados hacia acá por el río Bravo. Si no, p’al baile vamos.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “En este momento nos levantó Extremidades inferiores de Capra hircus”. (¡Ya nos cargó Patas de Cabra!)