Por Pegaso
Durante la última semana se volvió deporte nacional hacer “memes” relacionados con el exabrupto de la Senadora Lilly Péllez cuando, desde la tribuna, exigió al pelagatos de Norroña que la llamara por su nombre, agregando una palabra que en el diccionario chairo quiere decir todo lo contrario de su sentido original.
“Diga mi nombre correctamente, bellaco”, exclamó la legisladora panista.
Para la gente normal, bellaco significa despreciable, ruin, pillo, perverso, bribón, canalla, rufián, malvado, maligno, desleal y traidor.
El Diccionario del Español de México lo define así: 1.- Persona mala o ruin, que actúa con malevolencia y cobardía. 2.- Tratándose de un caballo, que es difícil de domar o gobernar.
La Real Academia de la Lengua Española le da el siguiente significado: El hombre de ruines y malos procederes y condición perversa.
Según la misma fuente, la etimología viene del toscano “villaco”, que a su vez proviene de la palabra villa o villano, ya que los villanos, es decir, las personas que viven en una villa suelen ser de bajos y viles pensamientos.
No es muy claro el origen etimológico de esta palabra, puesto que incluso se dice que proviene del hebreo “belial” (uno de tantos nombres del chamuco), de donde se formó “beliaco” y de ahí, “bellaco”.
De todas maneras, su sentido es peyorativo y define un comportamiento vulgar y ruin en un individuo.
En el Real Diccionaco de la Chairiza Mexicana, bellaco tiene otro significado. Quiere decir: Hermoso, galán, primoroso, fino, guapo, elegante.
Por tal motivo vimos cómo, de pronto, surgieron miles de videos creados con Inteligencia Artificial y “memes” donde una muy apasionada Lilly Péllez se acerca al nada agraciado de Norroña y le planta un beso de lengüita y de sacacorchos.
Incluso los medios nacionales de información cayeron en el garlito y publicaron sesudos artículos que titularon: “Del odio al amor solo hay un paso”.
Se ve, por ejemplo, una composición de El Libro Semanal con el título: “Estoy enamorada de un bellaco”, y la foto de Lilly Péllez con Norroña de fondo peinándose el chuchuluco.
Otros juegan con las palabras al colocar en cartones de La Bella y la Bestia la efigie de ambos personajes, muy acaramelados y el título: “El bellaco y la bestia”.
Yo pienso que aunque Lilly Péllez no es nada agraciada y de tanta cirugía ya se parece a Michael Jackson, difícilmente se fijaría en Norroña para lanzarle los perros.
Norroña, un tipo de aspecto sucio, por la barba sin cortar, los ojos de chivo loco, barrigoncito, con sonrisa retorcida, como dice la canción de Alejandra Guzmán y un corrosivo sentido del humor, sería lo último en que una mujer se fijaría.
Los fifís, aunque siempre están listos para responder cualquier embestida de los chairos, esta vez tardaron en reaccionar, y de la avalancha de memes del “romance”, solo vi un video donde un cuate daba la definición correcta de la palabra “bellaco”.
La confusión, comprendo, viene del uso que algunos reggetoneros -música muy del gusto del pueblo bueno y sabio- dan a esa palabreja, hasta suponer que significa algo bello y atractivo, en lugar de algo tosco, ruin y despreciable.
En fin. Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “Te consideras la postrer Coca Cola del yermo”. (Te crees la última coca del desierto).