Por Pegaso
¿Pe-pe-pero qué mafufada es esta?
¿Acaso los medios de comunicación tenemos el derecho de difundir ignorancia solo porque a la gente le gusta que le cuenten cuentos de hadas?
¡Fíjense, mis dos o tres lectores! Siendo las 7:41 de la mañana de hoy, justamente, estoy leyendo un artículo que se supone es de un medio reconocido como El Universal Online.
“Científico de Harvard paraliza al mundo con su descubrimiento sobre el origen del universo”.
El encabezado me ganchó. Yo esperaba que se tratara de un valioso descubrimiento que nos ayudara a comprender un poco más la vastedad del espacio y sus orígenes.
Pero cuál sería mi sorpresa cuando leí que un tipo llamado Avi Loeb, catedrático de la Universidad de Harvard, hasta ahora completamente desconocido en la comunidad científica mundial, hizo el fascinante hallazgo que “sugiere” que “nuestro universo pudo haber sido creado en el laboratorio de una civilización tecnológica avanzada. Esta teoría conocida como la hipótesis de los “universos bebés”, ofrece una perspectiva innovadora sobre el origen del cosmos”.
Claro. Cuando uno lee que es un prestigiado científico de Harvard baja la guardia y cree que todo es verdad (falacia de autoridad habemus).
No sé si la persona que hizo el artículo de El Universal, Matías de Torino, sea un especialista, o tenga nociones básicas de Física y Astronomía, pero hasta donde alcanza a comprender mi limitado intelecto, su capacidad de raciocinio es limitada.
A ver. El trabajo del tal Avi Loeb dice que su descubrimiento sugiere que todo el universo conocido, que contiene una incalculable cantidad de estrellas, galaxias y cúmulos estelares fue hecho en un laboratorio por una civilización superavanzada, pero se le olvida un pequeñísimo detalle: ¿Y a esa civilización quién la creó? ¿Acaso su universo también fue creado en el laboratorio de otra civilización más avanzada, y esta a su vez fue creada por otra muchísimo más avanzada y esta otra…?
Puede que el artículo publicado en la prestigiosa revista Scientific American y el nombre de la Universidad de Harvard apantalle a los incautos. Para mí, solo es una muestra de que también los científicos son humanos y se equivocan, o tal vez por meterse demasiada droga empezó a alucinar, queriendo empatar las teorías de campo unificado de la Física con la idea de un creador.
Cuando leo este tipo de artículos me quedo pensando a cuánta gente pueden haber convencido de que se trata de algo cierto y avalado por la ciencia.
Imagino yo que a la vuelta de los días, meses y años, si es que no sale el mismo charlatán desmintiendo o modificando su “descubrimiento”, la gente común empezará a justificar sus creencias diciendo: “¡Miren! ¡Se los dije! Es el laboratorio de Dios. Así nos hizo”.
Pero, y aquí está el quid de la situación. Volvemos a lo mismo: ¿De dónde sacó el laboratorio y todo el instrumental para crear a nuestro “universo bebé” si antes no había nada? ¿Y de dónde salió el mismo creador, si dicen que nada sale de la nada?
A mí me gusta pensar que todo lo que existe simplemente ha estado ahí todo el tiempo. Como decía Lavoissier: “La materia y la energía no se crean ni se destruyen, solo se transforman”.
Viene el refrán estilo Pegaso: “¡Refiérete a mí con falacias, marioneta denominada Pinocho!” (¡Miénteme, Pinocho!)