Por Pegaso
Si alguno de mis dos o tres lectores se mete a navegar en Internet mediante cualquier buscador, como Google Chrome, Bing, Yahoo!, Baidu, Duck Duck Go, Yandex, Ask, Quora, Brave, Thor y muchos otros más, se dará cuenta que la inmensa mayoría de contenido es solo basura.
Basura, basura, basura. La encontramos por todas partes.
Pocas cosas son realmente rescatables de todo el cúmulo de información que se maneja en la web y en las redes sociales.
Sin ir más lejos, entrando en Youtube vi un video de más de 38 minutos dedicado a la influencer de plástico Karely Ruiz, hoy por hoy la buchona más famosa de México.
Me paso a una página que por default ofrece el navegador de Microsoft Edge y ¿qué es lo primero que veo? Una nota del travesti Wendy Guevara donde dice estar harto de que sus fans quieran manejar su vida, sin pensar que son precisamente ellos los que lo han llevado a gozar de una efímera fama.
Y ya que hablo de eso, quiero decirles que en otra nota de hoy, el cómico conocido como “El Costeño” critica esa fama volátil que muchos consiguen mediante la basura que suben a las redes sociales.
“Suben mil estupideces a ver si una les pega, y cuando les pega, se hacen famosos”,-aseguró en una entrevista que trataba precisamente de “la Wendy”.
Y ponía el ejemplo de aquel otro esperpento llamado “Lady Wuu”.
“El Costeño” aseguró que en realidad ese tipo de personajes no tienen un mensaje sólido y duradero, tanto así que “Lady Wuu” no se podía presentar en un show de una hora para solamente decir durante todo ese tiempo: “¡Esto está Wuu!”
La reflexión es que los artistas famosos de verdad se han partido la madre durante décadas para consolidarse en el gusto de la gente. Se han preparado, se han mejorado a sí mismos hasta ofrecer un producto vendible y duradero.
¡Para que de repente llegue alguien que con un video en Tik Tok se hace famoso y millonario de la noche a la mañana!
Así es la fama de veleidosa. Unos corretean la liebre y otros la alcanzan, como cuando hace unos días el esquelético cantante de corridos tumbados “Peso Pluma” dijo que era mejor que Luis Miguel.
Pero somos nosotros, los consumidores de contenido, los que damos vida a ese tipo de monstruos vanidosos y fatuos.
No cabe duda de que las nuevas tecnologías están cambiando al mundo, y uno de esos cambios es precisamente la manera en que nos relacionamos unos con otros.
Si usted quiere ver basura en Internet y en las redes sociales, ¿qué le vamos a hacer? Siga viendo basura.
Recibe millones de visitas un pedo que se avienta “la Wendy” en Tik Tok que el hecho de que un joven mexicano haya ganado la Olimpiada Mundial de Matemáticas.
Pero la fama en estos tiempos es efímera. ¿O qué? ¿Alguien recuerda a la quinceañera Rubí? ¿O al propio Lady Wuu? ¿Qué ha sido de tanta lady y tanto lord que se hicieron virales en el pasado?
Vivimos en los tiempos donde la ilusión es más importante que la realidad.
Vivimos en tiempos en que las minorías nos imponen su propia percepción y la mayoría nos quedamos callados por miedo a ser calificados de transfóbicos, intolerantes y fascistas.
La basura que vemos en las redes sociales solamente se compara con nuestro propio grado de estupidez.
Si nos vamos a los tiempos de antes, cuando no había televisión, radio, revistas o Internet, el hombre estaba obligado a utilizar más sus neuronas. La civilización actual existe gracias a esos gigantes del pensamiento.
Pero ahora, con tanta basura, lo que temo es que pronto echaremos al traste ese mundo civilizado que tanto nos costó construir.
LA FALLA DE ANDRÉS: El Pejidente llamó “ambicioso vulgar” a su carnal Marcelo. Bueno, no lo dijo abiertamente, pero todos sabemos a qué se refirió, tras reaccionar al exabrupto de la “corcholata”, que pidió sacar las manos del proceso interno de MORENA a los operadores de la Secretaría de Bienestar. Cabe señalar que, dado que en el Gobierno Federal no se mueve nada si el Peje no lo ordena, Marcelo también le echó una “cacayaca” a su jefe político diciéndole sin decirle: “Deja de estar metiendo las manos, Pejidente”.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “¡Eliminen mi aliento vital, puesto que perezco!” (¡Mátenme, porque me muero!)