Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Armas

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Por Pegaso


¿Ya saben la última ocurrencia que tuvo el Presidente nacional del PRI, “Alito” Moreno? Nada, hombre, solamente que propuso que se permita a todos los mexicanos traer un arma para defenderse de los delincuentes.

El líder priísta ya se “atrumpó”. Se le fue la güila. Se le cayó la chaveta después de perder gachamente en la pasada elección para gobernador en los seis Estados donde hubo comicios.

Pedir que cada mexicano traiga un arma, es como decir: “El negro es alegre y quieres darle maracas”, o “El niño es pedorro y tú dándole frijoles”.

Si los gringos están locos, los mexicanos dicen: “Quítate, que ahí te voy”.

Pero además, son socarrones, porque en las distintas campañas de desarme que hace la SEDENA, sólo llevan chatarra inservible, como la pistola del abuelo que está más oxidada que el IETAM, o la vieja carabina de postas que usaban sus hijos cuando eran chamacos.

Mientras tanto, para nadie es un secreto que, en la práctica, casi todos tienen en su casa por lo menos una escuadrita de 22 milímetros, no para defenderse, sino para aventar tiros en Navidad y Año Nuevo.

Un amigo ya fallecido solía comentar que en aquellos tiempos de su juventud, los únicos que hacían su desmadre de vez en cuando eran los pistoleros famosos: Chito Cano, Dimas De León, Chuy la Sombra y otros. Andaban en la calle con su fusca en la cintura y si alguien lo veía feo, de perdido le aventaban unos balazos a los pies.

Era la época en la que se exhibían en el cine películas de los Hermanos Almada donde, generalmente, al protagonista le matan a su familia y a él lo dejan mal herido. Pero es salvado por una correteable chamacona que, ¡oh, coincidencia! es doctora o enfermera y logra recuperarse para fraguar su venganza.

Ya que se siente bien, toma un arsenal de armas que tenía escondidas debajo del colchón, se tercia en el pecho una carrillera de balas y se lanza hacia donde se encuentran los malos, para acabarlos uno por uno, igual que Rambo en sus cuatro secuelas. (Rambo, The First Blood, por su título en inglés. Estrenada en 1982. Director: Ted Kotcheff. Protagonistas: Silvester Stallone, Richard Creena, David Caruso y Brian Denn).

Pero los tiempos cambian. No sé en la actualidad, pero todavía hasta hace muy poco tiempo, uno podía ir por la calle manejando, y de repente se te atravesaba una camioneta repleta de cabrones armados hasta los dientes.

Como también podríamos vernos en medio de una balacera entre grupos rivales de la delincuencia organizada, o de éstos con elementos del Ejército y la policía.

Por eso digo que ya ni la chinga “Alito” Moreno.

Creo que desde que tomó posesión como líder nacional del Partido Revolucionario Institucional no ha dado pie con bola, y ya la raza de los medios de comunicación se la habían cantado cuando le sacaron una grabación donde decía que a los periodistas no se les mata a balazos, sino de hambre.

Yo recomendaría al Pejidente de la República, a la Cámara de Diputados y a la de Senadores que manden a volar a “Alito” con sus pinches propuestas.

Hay que recordar la doctrina de “abrazos, no balazos”, para saber que su iniciativa nació muerta y que por lo menos en los tres años que le quedan al cabecita de algodón, seguirá protegiéndose a los delincuentes para que nadie les toque siquiera un pelo de la cabeza. A final de cuentas, también son seres humanos.

Y los dejo con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “¡Valóreme, beato Cuilmas, el fabricante de tapetes rústicos!” (¡Válgame, San Cuilmas, el petatero!)