Por Pegaso
Decía Albert Einstein: “No sé con qué armas se peleará la Tercera Guerra Mundial, pero la cuarta será con palos y piedras”.
He visto en redes sociales que mucha gente se pregunta si ya inició la Tercera Guerra Mundial, y la respuesta es obvia: Estamos en el preludio de una tercer gran conflagración.
Las dos primeras han iniciado con incidentes internacionales y asesinatos de personajes de gran peso político y posteriormente se dieron escaladas violentas entre las naciones participantes.
Y eso es justamente lo que ha estado ocurriendo en los últimos meses.
Primero, la invasión de Rusia a Ucrania y después las tensiones en Medio Oriente que se dieron con los ataques de grupos terroristas palestinos a Israel, la toma de la franja de Cisjordania, el bombardeo de Irán a territorio israelí, la intervención de aviones militares norteamericanos e ingleses, y ahora la colocación de tanques de guerra por parte de Egipto en la frontera.
Hacia el Oriente, China y Corea del Norte están a la expectativa, listos para enviar material bélico y efectivos a las zonas de conflicto.
Y mientras eso ocurre, las redes se llenan de superstición. Que si lo había profetizado Fulano, que si está escrito en La Biblia, que si la tormenta en Dubai es un diluvio enviado por Dios para castigar los excesos de los hombres…
Son las acciones de los seres humanos en su conjunto lo que nos lleva a situaciones como la que estamos viviendo.
Yo espero que toda esta locura desatada no pase a mayores y finalmente triunfe el juicio sobre la insensatez.
De por sí nos estamos acabando los recursos naturales del planeta. El agua potable es cada vez más escasa, porque las lluvias se alejan por la tala inmoderada de bosques; los glaciares se derriten, las presas se secan, los ríos se convierten en hilillos malolientes a causa de la contaminación y parece que todo se lo está llevando el carajo.
En estos momentos de gran tensión, los servicios de inteligencia y contrainteligencia de las grandes potencias deben estar al máximo, encabezados por la CIA, la DIA, la NSA, el FBI, el USSS, el NCIS la AFOSI, el CGIS, la USACIC y el DSS norteamericanos, el SVR, antes KGB soviética, el MI5 y MI6 de Inglaterra, el Mossad de Israel, el ISI pakistaní, el SIA de los Emiratos Árabes, la NIA de la India, el MISN de Irán, las NFS de Palestina, la ONI turca, el CTG y EMUE de la Unión Europea, la DGSE y la DGSI de Francia, etcétera, etcétera.
Miles de espías se distribuyen por el mundo en busca de señales, de anticiparse a lo que planea hacer el enemigo, como en un gigantesco juego de ajedrez.
Oficialmente, una gran guerra mundial inicia cuando intervienen directamente las grandes potencias mediante el posicionamiento táctico y el despliegue de armamento bélico.
La segunda señal es la detonación de artefactos de gran poder..
Cuando la primera bomba de más de 20 kilotones explote en alguna ciudad, ya sea Europea, del Oriente Medio o norteamericana, será el punto de no retorno.
Antes que Mohni Vidente, antes que El Brujo Mayor, que Mía Astral, que Mereath, que Randon Rosenbohm y que tantos otros charlatanes que pululan en los medios de comunicación, Einstein ya nos había advertido de las devastadoras consecuencias de una Tercera Guerra Mundial.
Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “¡Procedió a levantarnos el mimo!” (¡Ya nos cargó el payaso!)