Por Pegaso
¡La volvió a xochilear!
La candidata de la alianza opositora, Xóchitl Gálvez la volvió a regar, a cagar, a cajetear, a cruzazulear o como quieran decirle ustedes.
“Espero que los acapulqueños no sean tan güeyes”,-dijo, al referirse a aquel lamentable episodio del huracán Otis, cuando los lugareños perdieron todo y no recibieron la ayuda inmediata del Gobierno Federal.
Para entrar en contexto, déjenme decirles que las palabras o expresiones populares escritas ad supra se utilizan comúnmente para referirse al verbo “equivocarse”.
Entre la raza mahuacatera, entre la broza, entre la barriada, nunca nadie va a decirte: “Fulano, te has equivocado en esto”.
No. Simplemente te van a decir: “¡La cagaste, cabrón!”
Pero como el idioma evoluciona, pronto se hizo popular en nuestro léxico cotidiano la palabra “cajetear” para indicar la misma acción sin que se escuche tan vulgar.
Cajetear viene de la palabra cajeta, que es el recipiente de madera donde se coloca para su comercialización una porción de un rico postre a base de leche quemada.
La cajeta es, pues, la cajita donde viene y no el nombre del postre, aunque con el paso de los años se ha vuelto cotidiano su uso para referirse a él. (Aportación cultural sin fines de lucro).
El color y consistencia de la cajeta es parecido a … (El autor hizo una descripción vívida y detallada, sin embargo, nos vimos obligados a censurar esta parte para evitar reacciones de repugnancia, repulsión, aversión, desagrado, tirria, náusea o asquerosidad de parte del lector).
Una vez entendido el término “cajetear”, nos vamos con el de “cruzazulear”.
Cruzazulear, en el argot deportivo, es cuando el equipo de futbol Cruz Azul, como casi siempre ocurre, está a punto de conseguir el campeonato de copa, y cuando menos se espera, uno de los once jugadores comete un gravísimo error y pierden el juego.
Sin embargo, nunca nadie va a decir: “El jugador fulano la cruzazuleó”, sino que todos se refieren a una “cruzazuleada” más, porque un equipo es como si fuera un solo individuo.
La palabreja pasó del futbol a la vida cotidiana, y ahora decimos que alguien la “cruzazuleó” cuando metió la pata o la regó en algo.
Por otro lado, y esto es más reciente, una “xochileada” es cuando, en política, tú dices algo que te perjudica, aunque tu intención fue de hacerte el gracioso o con la intención de verte auténtico y original.
Pronto el verbo “xochilear” se unirá al resto de los vulgarismos con los que los mexicanos acompañamos nuestras palabras a cada rato, los 7 días de la semana y las 25 horas del día (uno de mis dos o tres lectores se asoma y dice: “Oye, Pegaso, ya la cajeteaste. El día solo tiene 24 horas. Pero como decía el recordado Carlos Ibarra: “¿Y la de descanso?”)
Así, pues, ladies and gentlemen, espero que dentro de poco tiempo la Real Academia de la Lengua Española analice y apruebe el verbo “xochilear” como una palabra más de nuestro vocabulario, como en su tiempo lo fue el verbo “cantinflear”.
Porque “xochilear” no solo puede servir para las equivocaciones de la candidata opositora Xóchitl Gálvez, sino para todo tipo de situaciones.
Por ejemplo, la “xochileada” del AIFA, la “xochileada” de la refinería Tres Bocas, la “xochileada” del Tren Maya y muchas otras “xochileadas” que ha cometido este gobierno de la Cuarta Transtornación.
Viene el refrán estilo Pegaso, cortesía de Vaquita la del Barrio: “¿Prestas atención a mis expresiones verbales, incompetente?” (¿Me estás oyendo, inútil?)