Por Pegaso
Leí anoche una grabación de video procedente de Haití que me aterró: En esa grabación se ve al líder de una banda delictiva ¡comiéndose una pierna humana!
El supuesto caníbal, un sujeto de raza negra, vestido con una camiseta de llamativos colores y una cadena dorada en el pescuezo, se agacha y toma con su mano derecha un pedazo de carne de lo que parece ser una extremidad inferior humana, que aún humea, luego de cocinarse a las brasas.
Tras publicarse en medios internacionales, la noticia se hizo viral, reproduciéndose en los principales noticieros y periódicos alrededor del mundo.
Se sabía que había algunas tribus escondidas en selvas vírgenes de Sudamérica, del Congo o de Asia que se almorzaban a sus víctimas, pero hasta ahora se desconocía que gente “civilizada” practicara la antropofagia.
Pero corrijo. En años pasados había versiones de que algunos sanguinarios capos de la delincuencia organizada de nuestro país se comían el corazón de los enemigos que lograban abatir para adquirir su valor.
Igual como lo hacían los aztecas siglos atrás, durante las llamadas “guerras floridas”.
En el cine, tenemos el ejemplo de Haníbbal Lecter, personalizado por Anthony Hopkins en “El Silencio de los Inocentes”, quien engulle con fruición el cerebro de sus víctimas, acompañado de un buen vino Chianti.
Como respuesta a la noticia de los caníbales de Haití, el Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, comentó en su cuenta de X que en su país ocurrían situaciones semejantes, donde las pandillas tomaban los cráneos de sus víctimas y se bañaban con ellos.
Bukele ofreció ayuda a los haitianos para acabar con las lacras que mantienen aterrorizada a toda la gente, en especial, después de que el Primer Ministro Ariel Henry huyera y dejara el gobierno al garete.
Quiero pedirle un favor a Bukele, después que acabe con el canibalismo en aquella isla: Que ayude también a México.
Aquí, a los delincuentes se les trata con abrazos y no con todo el peso de la ley, como sabemos que sí ocurre en El Salvador.
Aquí, los robotitos chairos se burlan de la candidata opositora Xóchitl Gálvez cuando dice que va a construir una carcelota como la de Bukele para meter a todos los malosos.
Lo único malo que veo es que no va a haber presupuesto que alcance para hacer las celdas necesarias y meter al bote a tanto malandro.
Hasta donde sabemos, la práctica del canibalismo tribal o simbólico entre los más sanguinarios capos del crimen organizado en México ya no está de moda. O quién sabe…
Cada rato aparecen huesos en fosas clandestinas. Bien harían los forenses en revisar milimétricamente cada pieza ósea para ver si no tienen marcas de incisivos o caninos, lo que resultaría en una prueba contundente a favor de tal hipótesis.
Hay otra posibilidad: Que en lugar de carne de cristiano prefieran ahora ingerir los ricos chicharrones de puerco de La Ramos, tan famoso en esta región de nuestro querido país.
Canibalismos hay de distintos tipos. Ya dije que me preocupaba la noticia del negro que come carne humana en Haití, pero ahora me está preocupando más que en Reynosa también empiezan a aparecer muestras de canibalismo… ¡periodístico!
Venga el refrán estilo Pegaso: “Can se abstiene de engullir can”. (Perro no come perro).