Por Pegaso
Epístola de Pegaso a los chairos del país. Si eres fifí, neoliberal o conservador, sáltate hasta donde dice: “Te dejo con el refrán estilo Pegaso”.
Querido Chairo: Me dirijo a ti sabiendo del enorme cariño que le tienes al Cabecita de Algodón, mejor conocido como #YaSabesQuien y “El Rorro de Macuspana”.
No te culpo. Durante más de veinte años te ha venido lavando el coco de manera consistente, diaria y persistente. Nadie aguanta que le digan siempre lo que quiere escuchar. Por salud mental está bien oir de vez en cuando algo con lo que no estemos de acuerdo.
El Cabecita de Algodón fue priísta y defendió a capa y espada sus convicciones. Eso está muy bien. Luego decidió que ahí había mucha corrupción y se salió para formar un frente opositor, junto con otras grandes figuras que hoy consideramos de izquierda, como Perfidio Muñoz Lerdo y Cuauhtemochas Cárdenas.
Desde esos lejanos años, 1985 o 1986, desarrolló una narrativa que básicamente se sustenta en una premisa muy simple: Él es el bueno y los que no están de acuerdo con él son los malos.
A lo largo de las décadas siguientes pudo pulir y perfeccionar una muy personalizada y sui géneris forma de ver la democracia, un camino que los pobres del país debían seguir, bajo sus dictados, para sacudirse a tantas lacras priístas que sí, efectivamente, se enriquecieron escandalosamente durante más de 85 años.
Estoy contigo en eso. El PRI, como sistema, funcionó bien tal vez durante un tiempo. La moneda estaba muy fuerte con Ardolfo Luiz Tortinez y Ardolfo Tópez Malteos, pero todo empezó a descomponerse con Gustravo Díaz Cordaz, luego con Luis Echamarría, José Tópez Porpillo, Carlos Jalinas Retortari y Ernesto Cerdillo.
Los mexicanos tuvimos la esperanza de que con la alternancia el barco se podría enderezar, pero los panistas Chente Fox y Felipillo Calderón no supieron aprovechar la coyuntura que la Historia les puso delante.
Como tú sabes, luego vino Quique Piña Nieto y su pésima actuación dio lugar a la llegada de la izquierda en el país, en el 2018 con el Cabecita de Algodón, ganando en su tercer intento la Presidencia con una amplia ventaja.
Tendría al fin la oportunidad de ejecutar el ansiado proyecto de transformación, brindando generosos apoyos a los pobres, subiendo el salario mínimo y entregando muchas becas.
Pero te tengo una noticia, ¡oh! chairo: No es #YaSabesQuién el que te da todo eso. Fui yo con mi voto.
¡Sí! Yo voté por #YSQ porque pensé que, dándole la oportunidad a la izquierda, podríamos ver un modelo de gobierno más humano. A final de cuentas, creí, iluso de mí, que cualquier cosa era mejor que el viejo y desgastado sistema priísta. Me equivoqué.
Tampoco las pensiones que se dan a los viejitos es por su generosidad. Si de su bolsa fuera, no daría ni un quinto partido por la mitad. Pero es muy liberal con el dinero que todos nosotros aportamos en forma den impuestos.
Los beneficios sociales que tanto presume son el resultado de una serie de circunstancias. Desde tiempo antes ya había ideas de una pensión universal. Él solo las retomó y aplicó.
Adecuó las leyes y presentó la iniciativa para que las pensiones sean una garantía constitucional y nadie las pueda quitar.
Pero te repito: Él no te da nada. Somos nosotros, los que pagamos impuestos, a quienes debes agradecer.
Mira, amigo chairo. No te conozco, pero si perteneces al grupo socioeconómico mayoritario en el país, el de los que están en pobreza y pobreza extrema, tú no pagas impuestos. Posiblemente tengas un puesto ambulante, donde no aportas al Seguro Social, al INFONAVIT, ISR y otras obligaciones fiscales.
Quienes sí lo hacemos estamos cautivos de Hacienda. Debemos pagar, si bien nos va, la tercera parte de lo que ganamos y el resto hacer malabares para cubrir los gastos de operación y cumplir al mismo tiempo con las necesidades de la casa.
No critico que ames al Cabecita de Algodón. Los líderes carismáticos necesitan seguidores para sentir que son indispensables, para ganar votos. Solo ten en cuenta una cosa: Como ocurre en el cuento de El Flautista de Hamelin, las palabras dulces que #YSQ te dice al oído son como el sonido del instrumento musical que lleva a los incautos ratones al precipicio de una dictadura. De una dictadura que por el momento se ve suave, pero que en cualquier momento se puede endurecer.
Te dejo con el refrán estilo Pegaso: “¿De esta manera, o con mayor inteligibilidad?” (¿Así, o más claro?)