Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Órdenes

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Por Pegaso

“¡Ya! ¡Se acabó!”

Esa fue la orden y tuvimos que retirarnos quienes sabemos interpretar las cosas.

Obedecer órdenes siempre es bueno para la salud.

Lo sabe el paciente que acude con el médico porque tiene una infección estomacal y es necesario sufrir una o varias dolorosas inyecciones para vencer la enfermedad.

Decía Platón, tomando las palabras de Sócrates, que es el médico el encargado proporcionar un bien al eliminar un dolor más grande que el que produce una intervención quirúrgica.

Y lo comparaba con la maldad, que es la más grave enfermedad del alma, argumentando que el individuo malo debe agradecer el castigo que se le aplica, porque con eso purgará sus culpas y retornará a la condición inicial de bondad.

Cuando el soldado no obedece órdenes del general en el campo de batalla, lo más probable es que sea blanco del enemigo.

En el salón de clases, el alumno pasa al pizarrón y el maestro le ordena que ejecute una complicada ecuación diferencial.

El estudiante tiene que obedecer la orden, de lo contrario, sacará malas notas.

Ya de casado, es necesario obedecer las órdenes de la esposa… (bueno, eso no requiere mayores explicaciones).

Lo que quiero decir es que a veces es mejor hacer lo que a uno le dicen, sin andar preguntando por qué.

Si Adán hubiera hecho caso de lo que Dios le dijo y hubiera acatado la orden de no comer de la manzana del Árbol de la Vida, otro gallo nos cantaría.

Seguramente anduviéramos paseando por el Jardín del Edén, con solo una hojita de parra en salva sea la parte, tocando un arpa y acomodándonos la aureola de la cabeza y las alas de la espalda.

¡Pero noooooo! La pinche Eva tuvo que darle un buen mordisco a la manzana. Lo que pasa es que Adán no sabía que era del “Arbol de la Vida”, sino que la canija de Eva le dijo que había ido al Centralito a comprar manzanas, porque estaban muy baratas.

Cuando Dios se dio cuenta, llamó a nuestros dos padres y les leyó la cartilla.

“Ahora, como me has desobedecido, te condeno a ganarte el pan con el sudor de la frente”,-le dijo a Adán.

Y a Eva le fue peor: “Porque probaste del fruto del Árbol del Conocimiento, haciéndole caso a la serpiente, pondré enemistad entre ustedes, y parirás a tus hijos con dolor”.

Y ¡zaz!, nos cargó el payaso, todo por no obedecer.

Díganlo si no. A lo largo de la historia ha habido muchas guerras. Unos países se pelean con otros por territorio y riquezas, ambicionan el poder económico y político, y nunca hay un chile que les embone, como decía el buen Quique Peña Nieto.

Apenas el 1.5% de los habitantes del planeta tienen el 95% de la riqueza del mundo y los demás tenemos que sobrevivir muy precariamente.

Viene, pues, el refrán estilo Pegaso: “Individuo que soslaya asesoramiento, está impedido de llegar a la senectud”. (Quien no oye consejo no llega a viejo).