Por Pegaso
La buena noticia es que finalmente ya fue identificado el funesto personaje llamado Masiosare.
Sí. Aquel que menciona el Himno Nacional Mexicano: “Masiosare un extraño enemigo, profanar con sus plantas tu suelo, piensa ¡oh! Patria querida, que el cielo un soldado en cada hijo te dio”.
Después de 170 años, desde que salieron de la inspirada mente del poeta potosino Francisco González Bocanegra aquellas barrocas estrofas, nadie hasta ahora había tenido tantas semejanzas, parecido, afinidades, coincidencias, analogías, proximidades, conformidades o paralelismo con el tal Masiosare, como la persona a la que me refiero.
Porque ni Porfirio Díaz, ni Maximiliano, ni Victoriano Huerta ni Calles, ni Luis Echeverría, ni López Portillo ni Carlos Salinas de Gortari, que ya es mucho decir, han hecho tanto mal al país.
No me lo crean a mí. Ahí están los hechos.
¿Está estable la economía? Sí.
¿Se mantiene baja la paridad del peso frente al dólar? Sí.
¿Hay inflación? No.
¿Se han hecho obras de relevancia? Sí, tres a medias: El Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el AIFA.
¿Se ha apoyado a los pobres? Sí.
¿Hay aceptación popular de la figura presidencial? Sí, el 62% de la población.
¿Hay manipulación y adoctrinamiento de las masas populares? Sí.
¿Hay reconocimiento internacional? Sí y no.
¿Hay inseguridad? Sí.
¿Hay retroceso en educación? Sí.
¿Hay retroceso en salud? Sí.
¿Se hacen gastos onerosos? Sí.
¿Ha crecido el índice de pobreza general? Sí.
¿Hay rechazo al Presidente? Sí, el 38%.
¿Se ha dividido al país o se gobierna solo para una parte de la población? Sí.
¿Hay corrupción? Sí.
¿Hay tolerancia y complicidad con el crimen organizado? Sí.
Si ponemos lo bueno contra lo malo en una balanza, yo diría que pesa más lo negativo.
No hay pueblo feliz si se carece de libertades. Que un solo individuo controle los tres poderes, busque sojuzgar a la prensa, utilice el dinero público para garantizar una votación cautiva, sea cómplice de delincuentes y de pilón, pretenda colocarse a la altura de los grandes próceres de la Revolución, la Independencia y la Reforma, no está para nada bien.
No hay democracia si un solo sujeto dicta lo que se debe hacer.
Ahí está el Masiosare redivivo. González Bocanegra tenía boca de profeta.
Claro, pensará alguno de mis dos o tres lectores que en realidad, Masiosare no existe, porque la letra real de la estrofa es: “Más si osare un extraño enemigo…” Pero el subconsciente colectivo del mexicano se ha creado ese personaje ambiguo que retrata las más abyectas acciones y pensamientos de quienes, teniendo el poder, lo ejercen en contra del pueblo.
Masiosare no necesita ser extranjero. En su libro “Masiosare: Un Extraño Enemigo”, Juan Miguel Zuanzunegui relata: “Masiosare, ese extraño enemigo del que se hace mención en nuestro Himno Nacional, ha reaparecido y está nuevamente entre nosotros: Profanó con su planta nuestro suelo y está listo para destruir a México. Lo triste es que Masiosare ha estado eternamente entre nosotros; el principal y más terrible enemigo que ha tenido por siempre el mexicano es el mexicano de al lado, dispuesto a hacerlo pedazos”.
Así, el autor describe la división entre mexicanos como el principal enemigo. Masiosare es la división: Chairos contra Fifís, progresistas contra conservadores, pobres contra aspiracionistas, etc.
Y un país dividido suele ser fácil presa de ambiciones internas y externas.
Que conste. Es solo una reflexión.
Viene el refrán estilo Pegaso: “Dado que no permaneces a mi lado, correspondes al bando contrario”. (Si no estás conmigo, estás contra mí).