Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. Al grito de “somos docentes, no delincuentes”, una numerosa columna de maestros procedentes de todo el Estado desquiciaron la zona centro de Ciudad Victoria exigiendo el cumplimiento de sus exigencias.
Otros muchos permanecen en plantón frente a las oficinas regionales de la Secretaría de Educación de Tamaulipas, y mientras tanto, los planteles educativos permanecen cerrados.
En esta fronteriza ciudad, un poco más de 125 mil estudiantes de educación básica permanecen en sus casas, mientras el calendario escolar sigue su curso.
Van 7 días de clases perdidos.
Mientras el diálogo se ha roto en la Capital del Estado entre el Sindicato y la Secretaría de Educación, los padres de familia temen que no se puedan recuperar las clases y eso se refleje en el nivel de aprovechamiento de sus vástagos.
A estas alturas empiezan las críticas y reclamos hacia la dirigencia magisterial, ya que anteponen sus peticiones al interés supremo de la educación de los jóvenes.
Hay quienes recomiendan que sigan trabajando bajo protesta, para no perjudicar el futuro de los educandos.
En los últimos días el movimiento se ha radicalizado a tal punto que se pone en peligro la gobernabilidad del Estado.
En las redes sociales la ciudadanía “reprueba” a los maestros paristas.
Hay “memes” que expresan el rechazo a este movimiento que se ha prolongado demasiado, donde señalan: “En la escuela saqué un 5.5 de calificación, le pedí ayuda al maestro, pero me reprobó. ¿Cómo quieren que ahora los apoye?”
Por otra parte, hay versiones de que el movimiento tiene tintes políticos y hasta involucran al ex gobernador Cabeza de Vaca y al ex candidato del PAN, César Verástegui “El Truco” en un intento de desestabilizar al gobierno de Américo Villarreal Anaya.