Por Pegaso
La música de antes era más bonita, como que resaltaba los sentimientos más nobles y el romanticismo más puro.
Uno llegaba hasta el balcón de nuestra bien amada, carraspeaba un poco para afinar la voz y le decía al mariachi: “¡Arránquense, muchachos!”
Los músicos empezaban a tocar una hermosa melodía que se filtraba por las puertas de la ventana y llegaba hasta los cándidos oídos de nuestra prenda querida.
Entonces, ella despertaba y aún entre el sopor del sueño, suspiraba pensando en los miles de besos y caricias que ambos se darían.
Esos fueron buenos tiempos. Tiempos que, desgraciadamente, se han ido para siempre.
Antes se cantaba de esta manera:
(Júrame, Nelson Ned)
Todos dicen que es mentira que te quiero
porque nunca me habían visto enamorado.
Yo te juro que yo mismo no comprendo
el por qué me fascina tu mirada.
Cuando estoy cerca de ti y estás contenta
yo quisiera que de nadie te acordaras.
Tengo celos hasta del pensamiento
que pueda recordarte
a otra persona amada.
Júrame
que aunque pase mucho tiempo
no olvidarás el momento
en que yo te conocí.
Mírame,
pues no hay nada más profundo
ni más grande en este mundo
que el cariño que te di.
Bésame
con un beso enamorado
como nadie me ha besado
desde el día en que nací.
Quiéreme,
quiéreme hasta la locura
y así sabrás la amargura
que estoy sufriendo por ti.
Ahora son las chicas las que les cantan a los galanes, ¿y saben cómo lo hacen? Así:
(Yo perreo sola, Bad Bunny)
Antes tú me pichaba’, tú me pichaba’,
ahora yo picheo.
Antes tú no quería’, no quería’.
Yo perreo sola (hmmm, ey).
Yo perreo sola, perreo sola, hmmm, hmmm.
Yo perreo sola, hey,
yo perreo sola.
Que ningún baboso se le pegue, no.
La disco se prende cuando ella llegue.
A los hombres los tiene de hobby
una malcriada como Nairobi.
Y tú la ve’ bebiendo de la botella,
los nene’ y las nena’ quieren con ella.
Tiene má’ de veinte, me enseñó la cédula.
Ey, del amor es una incrédula.
¿Notaron la diferencia mis dos o tres lectores?
Por más que yo reviso las nuevas producciones musicales no hallo una sola que pueda igualarse con alguna de aquellas viejitas, pero bonitas.
Ayer por la mañana estaba charlando con el buen amigo Virgilio Flores, a quien conocí hace algunos ayeres como operador en la estación de radio de Multimedios, “Estéreo Recuerdo” y que ahora es propietario de “Retro”, 94.1 FM, a quien decía que aquella programación era fenomenal; ya después entraron las ondas gruperas y todo se fue al demonio.
Por eso mejor nos quedamos con el refrán estilo Pegaso que dice: “¡Oh, cuán interpretación músico-vocal!” (¡Ah, qué la canción!)