EDITORIAL
Reynosa, Tamaulipas. El uso de minas explosivas que normalmente se utilizan en los campos de guerra, hace subir de nivel a la violencia generada por los grupos delictivos.
A estas alturas ya se puede hablar de terrorismo en México.
Las autoridades federales evaden utilizar ese término porque, según ellas, sería la puerta para el intervencionismo militar de los Estados Unidos.
Pero la verdad es que ya lo tenemos aquí. Un terrorismo doméstico, como existe o existía en El Salvador con la agrupación Mara Barrio 18 o los grupos islámicos ultraviolentos.
Hay cientos de esos grupos que utilizan el terror como arma psicológica para lograr sus objetivos.
Aquí, en México, en el Estado de Jalisco, agentes de la Fiscalía General de Justicia de la entidad recibieron una llamada de auxilio de una presunta madre que buscaba a su hijo desaparecido en cierto paraje.
Al llegar, fueron atacados con explosivos, concretamente con minas terrestres.
El Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, lamentó la muerte de tres policías estatales en un acto sin precedentes en el país.
Como resultado, el propio gobernante ordenó suspender las brigadas de búsqueda de desaparecidos hasta en tanto se determine la manera más segura de actuar para los familiares de víctimas y para los propios elementos de la Fiscalía.
Enrique Alfaro señaló que “estos grupos de la delincuencia organizada quieren generar miedo, quieren generar descontrol, quieren generar pánico en la población”.
¿Qué falta para que esos grupos empiecen a usar coches bomba o kamikazes, como el resto de las organizaciones terroristas del mundo?
Solo es cuestión de tiempo.