Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Defensores

COMPARTIR

Por Pegaso


Es válido que los fifís, neoliberales, aspiracionistas y reaccionarios critiquen y ataquen al Pejidente ALMO, como es válido que los chairos lo defiendan.

Acordaos de aquel viejo y conocido refrán que dice: “Cada quien habla de acuerdo a como le va en la feria” y es algo muy cierto.

Los fifís que durante más de ocho décadas medraron con los dineros públicos, hicieron jugosos negocios y tejieron una intrincada red de corrupción y complicidades, chillan porque hace cinco años se acabaron sus privilegios.

Por otra parte, los chairos que de alguna manera todavía creen en las promesas que tardan en cumplirse de ALMO -como el hecho de que tendríamos un sistema de salud como el de Suiza, que los narcotraficantes cambiarían las armas por arados desde el primer momento de su mandato y que primero serían los pobres-, se conforman con las migajas que les avientan desde el Gobierno con las pensiones para los viejitos y los ninis.

No me lo crean, porque ya saben cómo son los fifís y neoliberales, que inventan puras mentiras para desacreditar al cabecita de algodón, pero dicen que los ninis, jóvenes que ni trabajan ni estudian, pero ¡cómo tragan los condenados!, son los encargados de manejar los bots que en redes sociales replican una y mil veces las bondades del actual régimen de la Cuarta Transtornación.

No lo sé. Yo he visto que la gente sí quiere al Pejidente. A cualquier parte que llega, se junta una bola de viejas nagualonas queriendo ponerle en el pescuezo alguna guirnalda de flores, una estampita de San Judas Tadeo, tomarse la selfie o llegar a tocarlo como si fuera un santón hindú.

No quiero pensar que es orden del propio ALMO que le arrimen a todos esos lambiscones. Lo que sí vi en su última visita a Reynosa, hace más de un mes, fue que no ocurrió el mismo fenómeno, como sí pasó en Matamoros, apenas unas horas antes.

¿Será que aquí no se organizaron o simplemente no requirieron de su presencia? Piénsenlo, son el mismo tipo de flores, el mismo tipo de gestos, el mismo tipo de estiramiento de manos, como si fueran una calca en cualquier parte donde se para.

Pero bueno, decía que los chairos tienen todo el derecho de alabarlo, adorarlo y defenderlo.

Si el cheque que les hace llegar el Gobierno cada dos meses le sirve al viejón para comprar su caguama, para que sus nietos le pidan dinero o para pagar el agua, la luz,  algo de mandado y hasta para comprar su ALMITO que habla, ¡pues qué bueno!

Si se trata de un beneficio que ya está en la Constitución y es obligación hacerlo llegar a todo mundo, sin distingos de clase social, orientación sexual o raza, ¡pues qué bueno!

Yo he visto a personas de pomposo apellido y elevada alcurnia ir en vehículos de reciente modelo al banco para cobrar el cheque de su pensión, como también he visto a señoras y señores de muy avanzada edad, evidentemente de clase muy humilde, formarse en la fila para obtener ese beneficio.

¡Qué bueno que esa lana les llegue a todos! A mí me faltan como cuatro años para recibirla y sé que cuando me toque, también le puliré el sable al Pejidente… bueno, al que quede o la que quede en su lugar.

Pero por ahora, tengo derecho a criticarlo. A final de cuentas, voté por él y a final de cuentas, su gestión hasta ahora solo me ha provocado dolores de cabeza, porque he pasado a formar parte de la clase baja a secas, cuando antes me holgaba de pertenecer a la clase media baja.

Y concuerdo con la frase que he escuchado muchas veces de labios de sus detractores: “ALMO quiere tanto a los pobres, que su gobierno se ha convertido en una fábrica de pobreza”.

Pero como el viejito tiene la fórmula para contrarrestar todo ataque con aquel aforismo que dice: “Yo tengo otros datos”, viene el refrán estilo Pegaso, cortesía de “Ya saben quién”: “Me extenúo, palmípedo”. (Me canso, ganso).