Por Pegaso
¿Por qué hacen lo que hacen los delincuentes?
Hay una teoría conocida como “Darwinismo Social” cuya máxima es la siguiente: “Los fuertes toman lo que quieren”.
En las últimas escenas de la película “Guardianes de la Galaxia” (Guardians of the Galaxy, estrenada en 2014. Dirección de James Gunn. Protagonistas: Chris Pratt, Zoe Saldaña, Dave Bautista, Vin Diesel, Bradley Cooper y Lee Pace), Rocket, el mapache bandido, ya redimido ante los Nova Corp, dice lo siguiente:
-Y si quiero algo, ¿lo puedo tomar?
-Si no es tuyo, no puedes.
-¿Y si lo quiero?
-No puedes tomarlo, porque pertenece a otra persona.
-¿Y si yo lo deseo más que esa otra persona?
Ese es el meollo de las cosas que están ocurriendo y que seguirán pasando. No se puede eliminar de la noche a la mañana algo que ya traemos estampado en nuestro subconsciente desde que éramos niños.
Cualquiera de mis dos o tres lectores puede hacer el siguiente experimento: Deje un pedazo de cartón en una calle o plaza concurrida. Le aseguro que van a pasar los días, semanas y meses y nadie lo va a tomar, porque no sirve para nada.
Ahora coloque un teléfono celular iPhone X Plus y retírese a un lugar discreto. No pasará ni medio segundo cuando un acomedido o acomedida lo levantará y se lo esconderá disimuladamente en algún bolsillo.
¡Así somos!
¡No nos cabe en el pensamiento que si algo no es de nosotros, necesariamente debe ser de alguien más!
Hubo una vez un acto del Gobernador Cabeza de Vaca en una plaza de Jarachina Sur.
Una señora se levantó y sin darse cuenta, dejó unas llaves en una banca.
Estuve observando cuánto tiempo pasaría sin que alguien las tomara.
Pasaron cinco minutos y nadie las levantó, tal vez porque me vieron cerca. Entonces, tomé un papel de mi libreta y escribí en él: “Si no son suyas, no las tome”.
Antes de colocar el papel junto a las llaves, una señora que iba pasando las vio y las levantó. Le pregunté que si eran de ella y me dijo que no.
Le pregunté: “Entonces, ¿por qué las toma?”
No alcanzó a responderme, porque en ese momento llegó la angustiada dueña y las vio en las manos de la otra dama, quien no tuvo más remedio que entregarlas.
Esas malas mañas las aprendemos desde muy chicos.
En Japón hay una cultura muy arraigada de respeto, y difícilmente alguien se lleva algo que no es suyo, a pesar de que también hay mafias, como los Yakuza, pero incluso entre ellos hay honor y sentido de la justicia.
El “Darwinismo Social” nos remite a la sobrevivencia del más fuerte, a la ley de la selva. Si yo quiero algo, lo arrebato a la fuerza, incluyendo, con el uso de armas de fuego.
Algo semejante quisieron imponer en su momento líderes como Adolfo Hitler, José Stalin y Benito Mussolini, quienes creían que había una raza superior, la cual estaba predestinada a gobernador a todas las demás, con violencia o sin ella.
Yo no sé si los mañosos han estudiado algo de “Darwinismo Social” en sus ratos libres, pero por lo que veo, son duchos en aplicar sus principios.
Por eso, cuando usted note que alguien viene con un pistolón o una metralleta y le pide su camioneta Silverado del año, siga mi consejo y mejor entréguela sin hacerla de tos.
Quizá, como dice Rocket, esa persona desea su camioneta más que usted.
Viene el refrán estilo Pegaso: “Con el uso de, esfuerzo muscular, ni siquiera el calzado”. (A la fuerza, ni los zapatos).