(De las redes sociales). ¿Quién no moriría feliz habiendo cumplido el sueño de su vida? Y además, sin dolor ni sufrimiento alguno.
Eso fue lo que les pasó al grupo de millonarios que abordaron el submarino o sumergible “Titán”, en espera de ver con sus propios ojos los restos del famoso trasatlántico “Titanic”, en las estribaciones del Atlántico boreal.
A pesar de advertencias previas sobre fallas en el vehículo, la empresa OceanGate Expeditions seguía ofreciendo ese tipo de servicios.
Las personas que fallecieron a bordo de la nave, la cual implotó a consecuencia de la extrema presión a que se vio sometida y a las fallas técnicas reportadas con anticipación, son:
-El magnate paquistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleman, ambos residentes en el Reino Unido.
-El empresario británbico Hamish Hrarding, Presidente de la empresa Action Aviation, así como el aventurero francés Paul-Henry Nargeolet.
-Por último, el Consejero Delegado de OceanGate, Stockton Rush.
El sumergible perdió contacto aproximadamente a 700 kilómetros de la costa de Newfoundland, Canadá.
Tras una búsqueda de más de cuatro días, sus restos fueron localizados.
Existe la duda si los tripulantes alcanzaron a observar los restos del “Titanic”, situados a unos 600 kilómetros de la citada costa, pero a una profundidad de 3,800 metros.
Informes de la Guardia Costera canadiense aseguran que las víctimas fallecieron posiblemente de manera rápida, sin asfixia ni sufrimiento.
Hay quienes se ponen a meditar que cada día fallecen en el mundo millones de personas a causa de accidentes, enfermedades o situaciones que les provocan una larga, lenta y dolorosa agonía.
Niños que mueren de desnutrición hacen un marcado contraste con personas acaudaladas que exponen su vida por deporte o diversión, como ocurrió con los cinco del “Titán”, quienes invirtieron una pequeña fortuna con tal de presenciar los restos del “Titanic”.