Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Reto

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Por Pegaso


Hoy quiero lanzar un reto a Peso Pluma:
Peso Pluma, a ti, que has logrado amasar una inmensa fortuna en tan solo unos pocos meses gracias a la chaviza que se ha dejado seducir por los berridos y la fea música que interpretan tú y toda la ralea de inadaptados, te propongo que cantes música gregoriana.
Claro, por supuesto, ni siquiera sabes con qué se come eso.
La música gregoriana o canto gregoriano es un tipo de canto simple, monódico y con una música supeditada al texto utilizado en la liturgia de la Iglesia Católica.
¿Tampoco?
Bueno, es la que se canta en las iglesias, con eso te digo todo.
Si tú dices que ya superaste a Luis Miguel, entonces, podrás cantar ese tipo de música y otra clase de ritmos que enaltezcan el alma, en lugar de sobajarla.
Dicen que “el que es buen gallo, en todos los gallineros canta” y aquí es donde podrías demostrar que, en realidad, eres mejor que el dientes de peineta.
Tu música apesta. No por nada los maestros de las escuelas ya han prohibido que los adolescentes masturbertos te escuchen y quieran imitarte en todo.
Aunque dices y aseguras que tu música no va dirigida a los niños, son ellos precisamente los que más te escuchan y son los que te han hecho popular, porque están todo el día pegados en el celular escuchando y viendo porquerías.
Ahora, en nuestros días, cuando es de lo más sencillo comprar y guardar música por medio de plataformas como Spotify, el acceso que tienen los chavales a ritmos tan cacofónicos como el reggeton y la mal llamada “música regional mexicana” es cosa,- ahora sí literalmente- de niños.
Hace poco salió en las noticias que un escuincle de doce años se suicidó porque su papá le prohibió que escuchara tus canciones.
Y yo me pregunto, ¿qué esperan los diputados y senadores para presentar una iniciativa que prohíba la difusión y venta de esas interpretaciones que hacen apología del delito y del sexo licencioso? ¿Qué haya suicidios en masa?
Porque de principio a fin, tus canciones están llenas de palabras referentes a los órganos sexuales; a las mujeres no las bajan de putas y los varones, desde muy jóvenes, no son hombres si no traen una arma de grueso calibre al hombro y miles de dólares en el bolsillo.
¿Qué les estamos enseñando a nuestros hijos? Los míos ya están grandes, por fortuna, pero miles, millones de chamacos desde que aún están en la placenta hasta los 15 o 16 años tienen ya la cabeza llena de melcocha, que ustedes llaman pomposamente “corridos tumbados” o “corridos belicones”.
Por eso, ¡oh, Peso Pluma! Yo te invito a que mejor cantes música gregoriana. No faltará una iglesia que te contrate para que hagas las delicias de los monaguillos y las santurronas. La sociedad mexicana del futuro te lo agradecerá.
Pero yo sé que no vas a aceptar, porque estás ganando millones de dólares por berrido. No conozco a nadie que deje de hacer lo que hace si se está forrando de lana, para hacer otra cosa que apenas le dará para tragar.
Dices que tu música no es para niños, pero ahí los tienes, escuchándote, a escondidas de sus padres, o incluso, delante de ellos, porque hay cada padre permisivo que son tan culpables como ustedes, los que producen y cantan esa bazofia.
Pregúntale a cualquiera de los millones de imberbes robotillos que consumen tu música sobre la letra de cada una de tus canciones, y verás que se las saben al dedillo.
¡Ahhhh! Pero pregúntales algo de Matemáticas, Historia y Redacción. No saben la O por lo redondo.
A ti te pregunto: ¿Qué México escogerías? Uno con un nivel de cultura suficiente para que todos progresemos, o uno donde sólo estupideces del narco, la violencia y el sexo sean la regla.
Eso te digo a ti, Peso Pluma. Y a los niños que gustan de tu música les digo: Eso es caca. Fuchi.
Por eso aquí los dejo con el refrán estilo Pegaso: “Penetra por uno de tus conductos auditivos y emerge por el opuesto”. (Te entra por una oreja y te sale por la otra).