EDITORIAL
Reynosa, Tamaulipas. ¿De qué habla Cabeza de Vaca cuando se dice perseguido político? ¿No fue precisamente lo que él hizo contra alcaldes, legisladores, líderes políticos y todo aquel que se oponía a su política represora?
En un comunicado que sus apéndices del PAN subieron a las redes sociales se exige el respeto a la presunción de inocencia, al debido proceso, que la justicia sea imparcial y no se utilice con tintes políticos, mucho menos como venganza política.
Al igual que su trillada frase de campaña: “¡De que se van, se van!” que le cayó a él mismo como anillo al dedo, Cabeza de Vaca es ahora víctima de sus propias acciones criminales.
No solo utilizó a las instituciones judiciales para perseguir a sus opositores, sino que compró conciencias en el Poder Judicial para hacerse de un inmenso poder que, a la postre, le valió para mantener el fuero y evadir de momento la acción de la justicia.
Acusado por diversos delitos como asociación delictuosa, delincuencia organizada, evasión fiscal y los que resulten, gracias a la cara asesoría jurídica que recibió de un despacho de abogados que encabeza Roberto Gil Schwarz y que costó a todos los tamaulipecos, pudo obtener el amparo y salir incólume.
Lo que no significa que no haya cometido tales delitos, sino que el procedimiento para demostrarlo no fue el adecuado.
Hoy, poseedor de una cuantiosa fortuna, es defendido a capa y espada por sus esbirros panistas.
Sin embargo, en el Congreso de Tamaulipas, las cosas parecen que tomarán otro derrotero. Los legisladores que antes le rendían pleitesía ya no están tan firmes en sus convicciones y por lo menos se comenta que el actual Presidente de la Junta de Coordinación Política, Félix “El Moyo” García Aguilar quedó muy resentido con Cabeza de Vaca tras la cachetada que éste le propinara con toda la fuerza de su frustración.
Como decían los locutores de las radionovelas de antes: ¿Qué pasará con Cabeza de Vaca? ¿Huirá o se quedará para enfrentar a la justicia? No se pierda el desenlace de esta historia.