Por Rosalía Quintá
Hace 32 años México sufrió una de la peores tragedias con el temblor de 8.2 grados Richter…en ese año estudiaba en la EPCSG precisamente en la capital del país…ese año había empezado a trabajar en mi escuela por lo que no tuve vacaciones de verano y no pude visitar a mis padres…sin embargo pedí permiso de ausentarme unos días del trabajo para poder visitarlos ya que el 16 de septiembre cumplía años mi papá.
Afortunadamente me concedieron una semana de vacaciones que coincidió con la fecha del sismo…ese día poco después de las 10 de la mañana llego mi hermano mayor a la casa a visitar a mis padres, que nada sabían de lo que había pasado…mi hermano Juan que había visto ya la noticia llego a casa de nuestros padres y los vio muy tranquilos…tal vez asustado porque en ese dia corrieron muchas versiones en provincia que la ciudad de México había desaparecido y es que en las primeras horas no había comunicación, estábamos sin telefono, sin telegrafos, pensando tal vez lo peor mi hermano pregunto a mis papás… y Rosy?
A lo que mi mamá le contestó “aquí está en Reynosa hijo anda con tu hermana en un mandado”….segura estoy que en ese momento Juan descanso al saber que yo estaba bien y por lo tanto comprendió la tranquilidad de mis padres.
Siempre he confíado en mi instinto ese que me llevo a pedir vacaciones pero sobre todo siempre he tenido la certeza el amor, la protección y cuidados que Dios tiene sobre mi…
De haber sido diferente la historia mis padres se hubieran vueltos locos sin saber de mi y hubieran ido a buscarme dentro del caos que representaba viajar a la ciudad de México en esos momentos… gracias a Dios puedo contar esta historia de vida…sin embargo muchas historias se acabaron aquel 19 de septiembre…desde mi corazón un recuerdo para todas aquellas víctimas que dejaron su vida bajo los escombros…a la semana regresé a la ciudad de México y pude dimensionar la magnitud de la tragedia…mi escuela esta en pleno centro de la gran urbe muy cerca se cayeron los hoteles Regis y del Prado, el edificio de la Conasupo y muchos edificios más…los escombros dolian porque sabíamos que abajo de ellos podrían estar latiendo corazones desesperados en espera de una luz…un recuerdo y una oración para ellos…