Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. Con el COVID-19, nos ha quedado otra pandemia: La de los “gordos” flacos.
Claudia Munguía, nutrióloga de esta ciudad, explicó que el sedentarismo de más de dos años, junto con los malos hábitos alimenticios, provocaron un incremento de peso en la población del 10% en promedio.
Pero además, el haber padecido COVID trae otras alteraciones a la salud. Los especialistas aseguran que un año después de la crisis, una buena parte de los pacientes desarrollarán diabetes mellitus.
“Durante la pandemia las estadísticas nos dicen que un 70% de la población aumentó de peso. El sedentarismo, la inactividad y el exceso de consumo de alimentos nos afectó. Ahorita los porcentajes de sobrepeso y obesidad siguen altos. Estamos hablando de un 60% de sobrepeso y obesidad, de 60 a 70% de la población mexicana. Entonces, seguimos con este problema de salud pública. Es un reto para todos el poder controlar nuestro peso, el mejorar nuestros hábitos y ahorita que se está reactivando todo, que ya se reactivó todo prácticamente empiezan otra vez las personas a corregir su peso. Pero lo más importante es que las personas sobrepasaron su peso máximo. O sea, que si su peso máximo había sido 80 kilos, llegaron a 85 o 90 kilogramos, entonces, sí fue un aumento de peso muy drástico”,-apuntó.
La pandemia, a juicio de Munguía, ha sido la más obesigénica. Normalmente nos preocupábamos por el aumento de peso en el maratón Lupe-Reyes, pero con la pandemia, los índices de obesidad se dispararon,-alertó.
“Nos dimos cuenta que en casa y también los niños comían más”,-sostuvo.
Lo que se puede hacer es acercarse con los nutriólogos y profesionales de la salud, hacerse el check up y adoptar hábitos saludables de alimentación.
De hecho, destacó que la gran mayoría de los médicos que atienden problemas de obesidad soslayan los exámenes indicadores de insulina.
Por regla general, solicitan análisis de glucosa en la sangre, pero son pocos, de hecho, solo Claudia Munguía solicita un estudio del perfil de insulina en el paciente.
Eso permite conocer el funcionamiento del páncreas y la posibilidad de que en un futuro la persona pueda desarrollar diabetes mellitus.
EL PROBLEMA DEL HÍGADO GRASO
Recién, un grupo de nutriólogos de Reynosa, encabezados por Munguía, llevaron a cabo exámenes para detectar el hígado graso.
En muchas ocasiones, la mala alimentación origina que, sin saberlo, tengamos este tipo de condición, porque suele ser asintomático. No obstante, el hígado graso puede ser precursor de padecimientos más graves, como la cirrosis hepática y el cáncer.
Personas que comen mucho, pero que no engordan, son candidatos a un estudio de hígado graso. Son los llamados “gordos” flacos, o flacos “gordos”.
La obesidad, el sobrepeso y otras complicaciones, son la secuela que nos han dejado dos años y medio de la pandemia.