Por Pegaso
Cuando alguien me dice que un funcionario, político, empresario o narcotraficante de altos vuelos ha caído en manos de la justicia y tendrá que pasar muchos años de su vida en prisión a causa de los delitos cometidos, yo les contesto: Eso es como pasarse unas vacaciones con todo pagado, porque a la vuelta de los años, salen más limpios de pecado que un niño de pecho, a disfrutar los millones que se robaron.
Muy diferente resulta cuando a algún hijo de vecina le cae la ley. Entonces, se pasa mucho tiempo en el tambo, deja deudas, quizá a una familia desamparada y si acaso algún día sale de la cárcel, vivirá en la más absoluta de las miserias por el resto de su existencia.
Por eso mismo, yo pienso que el crimen sí paga, pero el crimen de cuello blanco, no el delito común y corriente.
Un raterillo cuando mucho, aspira a vivir al día, pero un empresario que roba al fisco, un político que hace negocios con los dineros públicos, un funcionario que desvía recursos o un narcotraficante que medra con el dolor ajeno, logran acumular más riquezas que un emir árabe.
Así, pueden caer al bote cuando los agarran en la maroma, pero al cumplir su “condena”, que generalmente es de mucho menos tiempo que la dictada por el juez, se dan la vida de magnates y no se acabarán el dinero mal habido en cinco o diez generaciones.
Digo lo anterior porque, para dar un solo ejemplo, vi un artículo de cómo la llamada “Reina del Pacífico”, Sandra Ávila Beltrán, quien hace poco salió de prisión, ahora presume su estilo de vida en la red social Tik Tok.
Con sus más de 30 mil seguidores, todos los días sube un video donde muestra cómo ponerse una crema o una mascarilla.
Se ve que vive a lo grande, porque las habitaciones y el ambiente que la rodean son propias de un nivel de vida muy elevado.
Lo criticable de todo esto es el número tan grande de seguidores. Eso significa que, o todos los narcos del país están pendientes de lo que publica en Tik Tok, o que hay mucha gente que admira a esta ternurita como si se tratara de una celebridad.
Lo que quiero decir con esto es que en México, mientras más robes, más bien te va.
Y no se trata de una invitación a robar, que quede claro. Es solo una triste realidad que se vive en el País.
Miren. La política, por dar un ejemplo muy conocido, es un negociazo porque conlleva estar en lugares donde hay voluminosos presupuestos de qué echar mano.
Díganlo si no los presidentes de partidos “patito”, como Movimiento Ciudadano, Va por México, Partido del Trabajo y otros, que desde hace mucho tiempo se convirtieron en negocios familiares.
Tan solo llegar a ser regidor, te garantiza por tres años un salario de 140 mil pesos mensuales, algo que ni en sus sueños más locos puede tener un trabajador que apenas gana el salario mínimo.
Pero además, tienes acceso a diversas “compensaciones”, y de repente pueden llegarte con una “oferta” para que te cambies de partido y es una lanita extra.
Ya no se diga los diputados locales, federales y senadores que hacen cabildeos de alto nivel para favorecer intereses económicos muy alejados del bien social.
No me extiendo más. Debo preparar unos documentos porque pienso postularme como regidor en el 2024. Quién quita, pegue el chicle y salga de jodido.
Termino con el refrán estilo Pegaso: “Individuos encargados de dirigir a las acémilas somos y en el sendero rústico nos trasladamos”. (Arrieros somos y en el camino andamos).