Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

La KGB tamaulipeca

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EDITORIAL


El Comité para la Seguridad del Estado, KGB por sus siglas en ruso, fue el nombre de la agencia de inteligencia o espionaje de la vieja Unión Soviética.

Su función fue aproximadamente la misma que el de la CIA o Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos.

Se encargó de obtener y analizar toda la información de inteligencia de la nación, pero desapareció semanas antes de la disolución de la Unión Soviética para dar paso al Servicio de Inteligencia Extranjera ruso.

Como esos dos países, la mayoría de las naciones del mundo cuentan con una o varias oficinas de inteligencia.

Por ejemplo, Estados Unidos tiene 10, entre ellos, la CIA, la DIA, la NSA, el FBI, el USSS, el NCIS, la AFOSI, el CGIS, el USACIC y el DSS; Ecuador tiene 5, Guatemala 3, Panamá 4, República Dominicana 5, Israel 3, Pakistán 3, China dos, India 3, Alemania 5 y Reino Unido 3.

México tiene 5 agencias de espionaje: El Centro Nacional de Inteligencia, antes CISEN, la Agencia de Investigación Criminal, la Unidad de Inteligencia Financiera, la División de Inteligencia de la Policía Federal Ministerial y, por supuesto, Inteligencia Militar.

En el año 2000, cuando el PAN llegó a la Presidencia de la República, la agencia de inteligencia política era el CISEN, y había delegaciones estatales y regionales.

Los gobernadores priístas, que eran la mayor parte, pensaron que sería prudente tener cada uno su propia agencia de inteligencia y espionaje, así que crearon estructuras similares al CISEN en cada una de las capitales con ramificaciones en los principales municipios, controladas por las Secretarías Generales de Gobierno.

Eso duró aproximadamente quince años. Al llegar el PAN al Gobierno del Estado, desmanteló esa estructura, que estaba encaminada más a temas políticos, para dejar en manos de la Policía Estatal el tema del espionaje.

Luego fueron creados los C-4 y C-5 para sofisticar aún más la forma en que se obtiene información de políticos opositores y demás sujetos de interés.

Por eso no me sorprendió escuchar en una plática que todo el edificio del Congreso del Estado funciona como un nido de espías, peor que la KGB en la Unión Soviética.

“Hasta en el baño escuchan tus conversaciones”,-me dijo alguien.

No puede entrar nadie al recinto congresal sin que lo sepan en Palacio de Gobierno. Hay micrófonos y cámaras por todos lados. Incluso los empleados más humildes, como los barrenderos y afanadores, forman parte de este aceitado aparato de vigilancia, inteligencia o espionaje al servicio del Gran Jefe Cuernos Largos.

Yo espero, para bien de la democracia en Tamaulipas, que al llegar el nuevo Gobierno desmantelen todo ese tinglado que atenta contra los más elementales derechos de los ciudadanos y representa una descarada intromisión de un poder sobre otro, es decir, del Poder Ejecutivo al Legislativo.

La KGB tamaulipeca. Así le llaman ahora al Congreso del Estado.