Por Pegaso
Lo que más me gusta de la Semana Santa es la capirotada, ese manjar de dioses compuesto de bolillos duros, piloncillo, canela, cacahuate, pasas, nueces, queso y rayadura de coco.
No me gusta, por ejemplo, tanta hipocresía.
Por un lado, te vas a la iglesia a dar golpes de pecho porque crucificaron a Jesucristo, y por el otro, te vas a la playa a echar desmadre con los cuates o a una carne asada con muchas chelas y narcocorridos.
Desde siempre, los principales destinos turísticos durante la Semana Santa o Semana Mayor han sido las playas.
Hubo un tiempo en que los chilangos abarrotaban Acapulco, por lo cortito que les quedaba irse por carretera.
Los de Reynosa, por otra parte, le pegaban mucho a La Isla del Padre o a Matamoros, y los más jodidones se iban a La Playita o a algún centro recreativo.
Ahora se tiene la opción de ahorrar una lanita para comprar el boleto de avión a Cancún y regresar bien bronceaditos para después seguir dándole a la talacha.
Por todo eso es que lo que más me gusta de la Semana Santa es la capirotada.
Hay varias recetas para preparar este bocatto di cardinale, este manjar digno de reyes:
Se necesitan:
-8 tazas de agua.
-2 piezas de piloncillo para hacer el jarabe.
-2 rayas de canela.
-1 taza de uvas pasas.
-4 o más piezas de bolillo duro en rebanadas, de acuerdo con la cantidad de porciones que se desee.
-3 cucharadas de mantequilla para freír el pan.
-1/4 de taza de cacahuate.
-1/4 de taza de coco rallado.
-1/4 de taza de nuez pecana.
-1/4 de taza de almendra.
-1/2 taza de queso Cotija.
Se prepara el jarabe de piloncillo en una olla con agua, se le agrega la canela y se deja a fuego medio hasta que se disuelva; se incorporan las pasitas y se cocinan hasta que se inflen. Retirar del juego y reservar.
En una satén a fuego medio, se derrite la mantequilla, se van colocando las rebanadas de pan hasta que estén crocantes y doradas de ambos lados.
Se acomodan las rebanadas de pan en una cazuelita de barro, se baña con la miel del piloncillo, se cubre con los cacahuates, el coco rallado, la nuez, la almendra y el queso Cotija.
Hornear por 20 minutos.
Se sirve en porciones y… ¡bon apetit!
Pero, ¿qué significa la palabra “capirotada” y cuál es su origen?
Aunque hay antecedentes en la Roma antigua y en la España medieval, fue en México, durante la Conquista, que se dieron los toques característicos y se convirtió en un postre propio de las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa.
“Capirotada” viene del capirote, un gorro alto y puntiagudo que se utilizaba en las procesiones religiosas.
El pan viejo o bolillo duro, que es el principal ingrediente, simboliza el cuerpo de Cristo y la miel del piloncillo, su sangre. La canela representa la madera de la cruz donde fue sacrificado y los clavos, especia que suele agregarse, son los clavos con los que fue asegurado a los maderos. El queso, por otra parte, recuerda la manta blanca con la que se le cubrió en la sepultura.
Pese a lo delicioso y al contenido simbólico de la capirotada, cada vez se le cocina menos, o se prepara en variantes que dejan mucho que desear.
La tradición se pierde, pero no el gusto por consumir este delicioso manjar.
Ahora viene el refrán estilo Pegaso: “Si están elaboradas con semillas de triticum pulverizadas, no es necesario que incrementes su temperatura”. (Si son de harina, ni me las calientes).