Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Tóxica

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Por Pegaso

¿Se han dado cuenta mis dos o tres lectores que la palabra tóxica se ha vuelto de uso común, pero que le damos un sentido más de relajo que de seriedad?

Pues esa palabreja ya ha llegado a la música, y he encontrado por lo menos una docena de títulos y autores diferentes.

Una de las más famosas es la de Los Dos Carnales, llamada precisamente La Tóxica, y dice más o menos así:

Otra vez la misma situación/

y sin motivo y sin razón/

a pelear por una tontera;/

que porque el teléfono sonó./

¿Y ahora quién diablos me marcó?/

Y que muchos whatsapp me llegan./

Puede ser que quizá tengas razón/

y que me taches de cabrón./

La neta, la neta, qué hueva./

Otro cantante de nombre Farruko interpreta la siguiente joya:

A ella ya no le motiva salir./

Quedó traumada, todavía piensa en ese infeliz./

Sus amigos la sonsacan a llevársela pa’ la calle/

pa que se despeje y olvide./

De una relación tóxica acaba ‘e salir/

la convencieron y se arregló pa’ ir./

Ahí va otra:

Aunque me duela, duela decírtelo amor/

tú eres adictiva, pero tóxica./

Toda una diosa, pero tóxica, yeah/

Y aunque me duela, duela decírtelo amor/

tú eres adictiva, pero tóxica./

Toda una diosa, pero tóxica./

Y la Banda Tierra Sagrada canta así:

To-to-tóxica./

Yo tenía una novia que era tóxica/

to-to-tóxica./

Me pedía la “ubi” todo el día.

Hey, ¿qué le pasa? Compá’ pollito./

¿En dónde estás? ¿Con quién estás?/

Pendiente si estoy en línea en el whatsapp./

No podía tener amigas en Instagram/

y se jodía todo si se me escapaba un like./

La palabra tóxica ha pasado a ser omnipresente: En el letrero de una pesera, en una boutique, en las conversaciones, en las conversaciones universitarias…

El término “persona tóxica” lo hemos escuchado una y mil veces, y más en los tiempos que corren. Éste hace referencia a una persona que afecta negativamente a quienes le rodean debido a su forma de ser u sus conductas tóxicas, es decir, aquella que desprende negatividad, pesimismo o desmotivación.

Las personas tóxicas suelen ser autoritarias y egoístas.

Si alguno de mis lectores tiene una novia o esposa tóxica, va a ver que nomás está pendiente de con quién habla por teléfono o chatea, para después preguntarle, con las manos en la cintura: “¿Con quién estás hablando?¿Quién es esa fulana?”

Aún cuando se trate de un asunto de trabajo, para una tóxica siempre será motivo de sospecha tan solo la acción de revisar nuestro teléfono para ver quién nos llamó o nos mandó un mensaje.

Claro, por supuesto, también hay hombres tóxicos.

Ser tóxico no es cuestión de género, aunque se aplique más a las mujeres.

Llegó cierta vez un amigo a su casa. Se quitó la camisa y se fue a dar un baño. Cuando salió, su mujer lo encaró furibunda, mostrándole su camisa:

-¡Mira Fredegundo! ¡No hay un solo cabello en tu camisa!

-Bueno, mi amor, ¿y eso qué significa?-respondió el tipo, pacientemente.

-¿Quién es esa pinche calva con la que te acuestas?-reclamó la sibilina mujer.

Mejor vámonos con el refrán estilo Pegaso: “¡Suspendan mi energía vital, puesto que procedo a perecer!” (¡Mátenme, porque me muero!)