Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Lana

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Por Pegaso

¿A poco no? Después de la helada de febrero y de estar aguantando a la vieja y a los chilpayates en la casa por la pandemia, ¿verdad que se antoja irnos de vacaciones a alguna paradisíaca playa para relajarnos y quitarnos de todo ese estrés?

¿Y qué harían mis dos o tres lectores si tuvieran la suficiente lana para ir a donde se les pegue la regalada gana?

Eso mismo es lo que me he preguntado yo: “A ver, Pegaso, ¿a dónde irías si tuvieras el billetón de Romero Peschamps?¿Qué destino turístico de clase mundial visitarías si fueras el hijo del Pejidente ALMO?¿En dónde estarías ahorita si fueras el mofletudo Carlos Slam?”

Hay infinidad de opciones para todos los gustos, siempre y cuando tengas la suficiente marmaja para no andar dando lástimas a donde vayas.

Buscando en la Internet me encuentro que los diez destinos turísticos más caros y lujosos del mundo son, en este orden, París, Islas Fiji, Nueva York, Islas Vírgenes, Bora Bora, Islas Seychelles, La Toscana, Dubai, Cayo Musha y Oslo.

Como todo es cuestión de billetes, no solo visitaría esos lugares de ensueño, sino que me iría a probar suerte a algún casino de Macao, de Montecarlo o aquí cerquita, en Las Vegas.

Me iría a echar una canita al aire por el rumbo de Brasil, escuchando “La Chica de Ipanema” en Río de Janeiro o en Balneario Cainburú, o en la lujuriosa selva surcando el río Amazonas para llegar a Manaos.

Y ya entrado en gastos, me empaparía de la cultura grecorromana, visitando la majestuosa Atenas, recorriendo las calles de Santorini o disfrutando de la vida nocturna de Mykonos. Luego me echaría una vueltecita por la Roma, entraría al Coliseo para deleitarme con su magnífica arquitectura; caería por Florencia, cuna de grandes artistas del renacimiento, como Da Vinci, y luego me iría a pasear en góndola por los canales de Venecia, donde disfrutaría del famoso Carnaval en la plaza de San Marcos. ¡Oh, lalá!

Tomarse una selfie con el Taj Mahal a mis espaldas, o con las pirámides de Gizá para presumirlas con los cuates en WhatsApp sería algo que no me perdería por nada del mundo.

Iría a China, a visitar la gran muralla, aunque me mantendría alejado de Wuhán y terminaría mi pequeño tour en la hermosa Tokio, con el monte Fuji de de fondo.

No me perdería de nada. Probaría las más deliciosas y extravagantes viandas, preparadas por los más famosos chefs del mundo en restaurantes de cinco Estrellas Michelín, donde tienen en su carta platillos como The Buddha Jumps Over the Wall soup, Le Burger Extravagant, The Golden Phoenix Cupcake, Nino´s Bellissima, Sushi del Oriente, maridados con los más caros y exclusivos vinos: Chateau Petrus cosecha del 2005, Romanée Conti del 2003, Inglenook Cabernet Sauvignon Napa Valley de 1941, Montrachet Domaine de la Romanée Conti de 1978, Cháteau Mouton-Rothschild de 1945 o Cheval Blanc de 1947.

¿Híjole! Hasta se me encueró el chino tan solo de pensar que haría si tuviera suficiente lana.

Mientras tanto, me conformaré con ir a la playita a degustar un delicioso pollito asado con sus tortillitas, su salsita molcajeteada y sus frijolitos charros.

Quédense con el refrán estilo Pegaso: “¿A qué objetivo le disparas mientras permaneces en estado de somnolencia, individuo originario de los Estados Unidos Mexicanos?” (¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?)

 

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