Por Pegaso
Allá, en la época de los ochenta, se puso en marcha una campaña publicitaria para fomentar el pago de impuestos entre los causantes morosos.
Decía más o menos así: “Si pagas a tiempo tus impuestos, conocerás a Lolita; si no pagas, conocerás a Dolores”.
En aquellos años era muy popular la imagen de Lolita Ayala, quien hacía mancuerna con Jacobo Zabludovsky para presentar las noticias del día en el programa más importante de Televisa: 24 Horas.
Los mexicanos se imaginaban, ¡oh, ilusos! el rostro de Lolita Ayala cuando los medios de comunicación masiva difundían la mencionada campaña, porque la locutora siempre estaba sonriente y además, era muy guapa en aquellos tiempos.
Por el contrario, quienes se encontraron con Dolores, es decir, los evasores fiscales, tuvieron que vérselas con todo el poder del Estado quien los levantaba de los pies y sacudirlos hasta que no les quedara un centavo en las bolsas.
¡Así se las gastaba Hacienda en aquella época!
Aunque siempre ha sido un socio demasiado caro, donde la mitad de lo que ganan los mexicanos se los lleva el fisco, Hacienda ha tenido altibajos. Por ejemplo, al inicio del sexenio de Vicente Fox hubo un magnánimo programa llamado “Borrón y Cuenta Nueva”, donde los contribuyentes recibieron la amnistía del Estado, siempre y cuando empezaran a pagar los impuestos que correspondían.
A pesar de que Hacienda, ahora Sistema de Administración Tributario (SAT) suele ser muy duro con los causantes cautivos, más de la mitad de las personas que tienen algún tipo de ingreso en el país son informales.
Eso significa que no pagan impuestos, como los comerciantes ambulantes, los que hacen negocios por las redes sociales, los que viven de actividades clandestinas, etc.
Otro sector muy grande es el de los grandes empresarios, cuyos contadores son unos verdaderos magos, porque a final de cuentas solo pagan un porcentaje mínimo y sus ganancias son exorbitantes.
Los de en medio, los clasemedieros, son los que sufren la ira de Dolores, cuando por alguna razón no alcanzan a pagar a tiempo, o han tenido gastos inesperados, como los derivados del COVID-19.
Hay miles de causantes que tenían el dinero de los impuestos y tuvieron que utilizarlos para pagar tratamientos médicos. Ahora están con un broncón, porque el SAT es frío, inhumano e inmisericorde al momento de cobrar.
A mí me gustaba el nombre de Hacienda, con sus eufemismos de “Lolita” y “Dolores”.
Pero creo que con el nombre de SAT, le dieron al clavo, porque se me figura que quieren decir “Satanás”, y el que se pone en la mira, vive un verdadero infierno.
Así que ahora, cuando pienso en el fisco, no me llega la imagen de Lolita Ayala, sino de un diablo cornudo con cara de pocos amigos que no entiende razones y quiere lincharme ante el primer fallo que tenga en el pago de mis contribuciones.
Me gustaría, sí, que hubiera un impuesto único. No sé. Tal vez del 20% sobre el ingreso neto mensual y así nos quitaríamos de hacer complicados cálculos.
Actualmente, cada mexicano que percibe un ingreso por actividades empresariales o profesionales debe pagar el Impuesto al Valor Agregado (18%) más un 32% del Impuesto Sobre la Renta, lo que da un 50%.
Eso significa que la mitad de nuestro trabajo lo entregamos al SAT como parte de nuestras obligaciones.
Por su parte, el Gobierno debe regresar a la ciudadanía algo de ese ingreso en obras y servicios, lo cual, está por demás decir, no se ven por ningún lado, y si los hay, están abandonados.
Quien no me crea, váyase al parque lineal de la colonia Luis Donaldo Colosio, por la avenida Río Purificación y vea el estado de deterioro en que se encuentra.
No quiero alargarme más. Este año el SAT tiene algunas sorpresas bajo la manga para tener bien agarrados de los huevos a los sufridos contribuyentes, que no tendrán ni para donde moverse.
Los dejo con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “Ingiere bebida a base de pasta de cacao, solventa tus pasivos”. (Toma chocolate, paga lo que debes).