Por Juan Arvizu
MI PAREJA FAVORITA
Él se llama Jesús y nació en 1931. Ella es Rosa Lydia y nació en 1942.
Están juntos desde hace más de 50 años. Se hacen compañía mutuamente pues los hijos hace mucho que tomaron su propio camino y comenzaron su propia aventura.
Cada mes Doña Rosa Lydia acude a la Unidad Medica de Rancho Grande para recibir sus medicamentos, ya que presenta una enfermedad crónica y también los achaques propios de la edad.
Siempre que llega a la Unidad lo hace apoyada en Don Jesús. No podría ser de otra manera pues Doña Rosa Lydia es ciega.
Don Jesús es su guía, su protector y su sustento. Viven con precariedad, se les nota, pero siempre acuden a la cita médica bañaditos y con ropa limpia.
Don Jesús la toma de la mano frecuentemente sin importar si alguien los ve o lo que pueda pensar la gente de ellos.
La verdad tampoco sé si al tomarla de la mano le quiera decir sin palabras: Aquí estoy amor, o solo quiere sentir su presencia física o porque sabe que irremediablemente el final se acerca.
¿Qué mantiene a esta pareja unida por tanto tiempo?
¿Qué los motiva a seguirse procurando?
¿Porque las adversidades propias de la vida y su condición social no los han separado, no los han vencido? . Son solo preguntas.
Al terminar la visita Don Jesús frecuentemente se despide de mí y enseguida lo hace Doña Rosa Lydia, como si las palabras del primero fueran la señal para que ella también diga Adiós y Gracias, como lo hace la gente bien nacida.
Hoy martes 9 de abril de 2019, Don Jesús me dijo al marcharse, nos vemos en un mes. Sus palabras más que una promesa suenan a esperanza.
No tengo más comentarios, pero creo que tampoco hacen falta.