Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. Un profesor de preparatoria que fue difamado por un grupo feminista se atrevió a ejercer su derecho de réplica, después de varios años de lucha legal por el reconocimiento de sus derechos en la escuela preparatoria Francisco J. Mújica.
Francisco Salinas Alanís, padre de una joven especial, miembro del colectivo “Doctores de la Risa”, fue expulsado de ese plantel ante una acusación infundada.
En su cuenta de Facebook, explica detalladamente las condiciones en que ocurrieron los hechos, las pruebas que evidencían su inocencia y la falta de criterio de los directivos escolares, que dieron más peso a un chisme que a las evidencias presentadas por el docente.
En su cuenta publicó también un video con audios donde prácticamente se le exhonera de las supuestas acusaciones. (Click aquí).
HOY QUIERO EJERCER MI DERECHO DE RÉPLICA con respecto a la infame difamación de que fui objeto el 24 de noviembre de 2020 por la Colectiva Feminista de Reynosa.
Adjunto evidencias en forma de audios de una integrante de la colectiva, y pruebas documentales donde consta que se trató de una venganza en mi contra de una alumna expulsada de la preparatoria en 2016, Carmen S. (cuyo nombre real es Marian S). Estas pruebas serán presentadas ante las autoridades correspondientes en la denuncia presentada contra quien resulte responsable.
Las acciones difamatorias, lamentablemente aplaudidas y exacerbadas por la moda del colectivismo feminista, derivaron en mi despido injustificado de la institución en la que laboré por más de 23 años.
Se violentaron mis derechos humanos (Artículo 12, Declaración Universal de Derechos Humanos), se violentaron mis derechos laborales al ser despedido injustificadamente, el día de la no violencia contra la mujer resulta que dos mujeres (mi esposa y mi hija) fueron expuestas a la violencia digital como daño colateral, causándome lo anterior un daño en lo emocional, económico y profesional.
DESDE MI REFLEXIÓN.
Es imprescindible poner un alto al encono sin razón en redes sociales, a la polarización y a la lapidación que se ejerce sin que haya una investigación exhaustiva, una denuncia real que señale culpables verdaderos y no fabricados a capricho de una juventud perdida en la moda del feminismo.
Aquí hay materia de legislación, porque no fue una difamación sin consecuencias, sino una cadena de violaciones inclusive protegidas por instituciones y grupos supuestamente activistas, que sin prueba alguna atropellaron todo derecho de mi persona.
Hago un exhorto a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, a los diputados de Tamaulipas y a los activistas de derechos para que trabajen en esta materia, pues si bien la difamación no es un delito, lo que ocurrió hacia mi persona sí trajo un daño moral, económico y emocional.
Agradezco a todos mis alumnos y exalumnos, así como a las madres y padres de familia, quienes en mis momentos de mayor dificultad me otorgaron su voto de confianza y su comprensión hacia la injusticia vilmente cometida en mi contra.
Seguiré luchando por mis derechos para que se haga justicia en todos los sentidos.
“La razón del mal en el mundo es porque la gente no es capaz de contar sus historias”. – Carl Jung.