EDITORIAL
En la recta final de su mandato, el Gobernador del Estado, Francisco García Cabeza de Vaca intenta presentar la aparente pacificación de los grupos de la delincuencia organizada como uno de sus principales logros.
Ya es posible circular libremente por las carreteras de la entidad, salvo algunos “hoyos negros”, como la vía que une Miguel Alemán con Nuevo Laredo, o algunos tramos de Ciudad Mante, sin embargo, en el resto de las vías de comunicación tamaulipecas ya no hay presencia de células criminales,-de acuerdo con la versión gubernamental.
Sin embargo, esos mismos logros se los puede fácilmente atribuir el Presidente de la República, puesto que la disminución de la actividad delictiva ocurre durante su gestión al frente del Gobierno Federal.
Recordar que hay presencia de fuerzas tanto estatales como federales. En todo caso, sería un mérito compartido.
Con cierta periodicidad se reúnen los representantes de las corporaciones de ambos niveles, como la SEDENA, la Marina, la Guardia Nacional, la Policía Estatal y representantes del sector empresarial.
En esas reuniones de la Mesa de Seguridad, que son completamente opacas, porque no se permite la presencia de los medios de comunicación, se supone que se hace una evaluación de los avances del plan que se desarrolla de manera conjunta.
De ahí surgen números alegres que en nada reflejan la realidad que aún prevalece en Tamaulipas y en gran parte del País.
Ciertamente ya no es igual que hace varios años.
Hubo momentos en que Reynosa parecía zona de guerra. Era el tiempo en que los grupos de la delincuencia organizada no se ponían de acuerdo y había una guerra intestina feroz.
Todavía, el 19 de junio de este año, un comando de la muerte ejecutó a unas 18 personas en varias colonias del oriente de la ciudad, en los límites de dos territorios rivales.
Con el paso de los años, el reacomodo de fuerzas y territorios permitió que la actividad violenta fuera mermando, pero no precisamente por el combate de las fuerzas de seguridad, sino por la propia inercia del crimen organizado.
Hoy “gozamos” de una tregua entre bandas rivales. A principios de esta año decretaron el término de su guerra, y es a partir de entonces que ya se puede circular en carretera con relativa calma.
Quedan por ahí algunos puntos “calientes” donde existe el roce entre células de la DO y es peligroso circular en vehículo.
Aunque ya no se ven en las calles como antes, siguen estando presentes en cada rincón del Estado.
Las balaceras son cada vez menos frecuentes, es cierto, pero aún ocurren, y los supuestos decomisos de armamento, vehículos, droga y detenidos que hacen los policías estatales tienen el tufo de ser acciones preparadas con las cuales justificar trabajo o legitimar una supuesta paz que está clavada con alfileres. (Fotos varias de Internet).