Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Policárteles

COMPARTIR

Por Pegaso

Apenas esta mañana estábamos platicando esta mañana en el podcast de inforio.com Juanito Castillo, Mauricio De Alejandro y yo acerca de los vicios que derivan del viejo y anacrónico sistema de partidos políticos en México.

Decía yo, y no me dejarán mentir, que los partidos son una mafia, porque hay algunos que son manejados como negocio familiar y otros que, definitivamente, son propiedad de un solo individuo.

Esas familias o individuos se enriquecen asquerosamente con el dinero que les hace llegar la Federación vía las prerrogativas asignadas por el Código Federal Electoral.

Pero para mí son como cárteles, porque su organización es muy similar a la que tienen los grupos de la delincuencia organizada.

Es más, si me preguntan, diré que se trata de eso mismo. Grupos de personas que siguen un mismo objetivo: Mantener ideológicamente atado al pueblo, manipularlo, sedarlo, traicionarlo y sacar la mayor ganancia posible de ese sistema desgastado y desgastante.

Si no, díganme: ¿Para qué queremos tantos partidos, si con dos basta? Las democracias más modernas solamente tienen dos, o cuando mucho, tres opciones políticas.

Los demás son rémoras que chupan con saña la sangre de un inerme pueblo mexicano que no sabe cómo sacudirse a esos parásitos.

¿Y las candidaturas plurinominales? Ese fue un invento diabólico de los genios del antiguo régimen priísta.

No sé si en otras naciones se acostumbra la representación proporcional, pero en México ha sido otro elemento de control político.

Los diputados federales y senadores plurinominales no son elegidos directamente por los votantes, sino que se trata de propuestas que hacen los partidos y se asignan en función del porcentaje de votación que obtienen.

Al llegar a la Cámara de Diputados o a la de Senadores, no le deben nada al pueblo, pero sí que le deben todo a las familias o individuos que manejan los partidos.

¡Nada más les falta modificar la ley para que también haya alcaldes y gobernadores plurinominales!

Estos bárbaros se repartieron en el 2020 algo así como 7,159 millones de pesos, aparte de los 20,463 millones que erogó el Instituto Nacional Electoral para preparar y organizar las elecciones de este año.

Es decir, que tener 500 diputados federales y 128 senadores nos cuesta a los mexicanos nada más 27.5 mil millones de pesos.

De ahí que, en México, el mejor negocio no es el narcotráfico, el guachicol o la venta de tacos en una esquina, sino meterse a la política, besar traseros, llegar a cargos menores de elección popular hasta que finalmente se gana una diputación o una senaduría plurinominal.

No me lo crean a mí. Analícenlo.

El sueldo de un diputado federal, libre de polvo y paja, supera el millón, 942 mil pesos anuales, en tanto que un senador gana 2 millones, 170 mil pesos.

A eso súmele las dietas, las ayudas para arrendamiento de vivienda, coche nuevo, chofer, gasolina, aguinaldo, primas vacacionales, servicios de salud, servicios dentales… y todavía, aparte de que les prestan para que compren un automóvil de lujo ¡le pagan la renta para que lo use él mismo?

No, si el negocio es redondo. Por eso todo mundo se pelea las candidaturas, y si es por los partidos más fuertes, como el PRI, el PAN y MORENA, mucho mejor. ¡Y si son plurinominales, ni qué se diga!

No nos vayamos tan lejos. A nivel local, hay cientos de personas que buscan una candidatura a regidor en las primeras tres posiciones, porque así tienen asegurado un lugar en el próximo Cabildo.

Y esas ternuritas ganan nomás por ir a levantar el dedo, ¡más de 70 mil pesos mensuales!

Entonces, ¿es o no es negocio un partido político?

En cuanto tenga oportunidad acudiré a la Suprema Corte de Justicia de la Nación a presentar la denuncia por delincuencia organizada en contra de las entidades jurídicas conocidas como partidos políticos y sus titulares. ¡He dicho!

Se los dejo como reflexión. Por lo pronto, chútense el refrán estilo Pegaso que dice: “Individuo que frecuenta licaones a emitir sonidos guturales se alecciona”. (El que con lobos anda a aullar se enseña).

 

Deja una respuesta