Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. Durante las primeras etapas de la vacunación anti COVID, la mayoría de los sacerdotes de la Iglesia Católica y protestantes se inclinaban por no recibir el biológico ya que con el mero ejercicio de su fe estaban protegidos contra la enfermedad.
Sin embargo, poco a poco empezaron a sentir los efectos de la pandemia. Algunos fueron hospitalizados y otros más murieron.
A la fecha, casi la totalidad de los sacerdotes, presbíteros, obispos, abades y hasta el Papa Francisco I, ya se vacunaron.
Al recomendar a la población en general que acudan a ponerse la vacuna, el Obispo de la Diócesis de Matamoros, Eugenio Andrés Lira Rugarcía, destacó que vacunarse es un acto de amor.
“Yo reiteraría-dijo el prelado- el mensaje que el Papa ha dado diciendo junto con varios cardenales que vacunarse es un gesto de amor. Hay que amar la vida. Hay que amar el don de la salud que el Señor nos ha regalado y cuidarlo con mucha responsabilidad y también amar al prójimo, porque al cuidar de uno mismo cuidamos de los demás”.
Agregó que el Papa mismo puso el ejemplo, al recibir la vacuna anti COVID, como también lo han hecho obispos y sacerdotes.
“Queremos invitar a la gente a que se vacune, hemos visto como, quienes se han vacunado, si de alguna manera se han contagiado, han salido muy rápido y sin más complicaciones, excepto algunos cuantos casos. Entonces, es una medida bien importante el vacunarse para cuidar la salud de uno y de los demás”,-apuntó.
El jerarca católico puso de manifiesto la necesidad de seguir observando todas las precauciones posibles, como el uso del cubrebocas, el lavado de manos y la sana distancia.
Mencionó que es terrible la facilidad con la que nos podemos contagiar de COVID-19 y lo grave que puede ser, incluso en algunos casos, es mortal.
“Muchos han muerto. Cuántas familias han tenido un familiar, cuántos conocidos también han muerto y bueno, hay que cuidarnos lo más que podamos”,-finalizó.