Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas. (6 septiembre 2021). Un profesor que prestaba sus servicios en la Preparatoria Francisco J. Múgica de esta ciudad fue despedido de su trabajo por una acusación falsa de una estudiante que milita en un grupo ultrafeminista.
A la fecha, después de un año y medio, continúa luchando jurídicamente para que le reconozcan sus derechos laborales, para restablecer su prestigio y para lograr la tranquilidad de su familia.
El Profe Francisco Salinas, como era conocido por los estudiantes del plantel, es esposo de la Presidenta del colectivo Doctores de la Risa, Sofía Sisniegas.
Ambos han sufrido un infierno luego de la difamación de que fue objeto.
En su muro de Facebook, el maestro reproduce un escrito que elaboró su esposa donde narra todos los problemas que han tenido que pasar por la irresponsabilidad de una joven que no midió el peso de sus acusaciones.
Este es el texto íntegro:
(Yo, Profe Salinas, proximamente publicaré los audios y toda mi historia, una historia que vale la pena ser contada, pero con pruebas, y no desde el dolor, sino desde la crítica y la reflexión).
“Ni todo lo que brilla es oro, ni toda la que llora es víctima”.
Estas son las palabras de una jovencita que pensó que podía difamar a un profesor, ampararse en la protección de un grupo feminista, y continuar con su vida.
Y así lo hizo.
Desde el 24 de noviembre hemos perdido “amigos”, trabajo, alguno que otro sueño se quedó en el camino, tuvimos pequeñas crisis de fe y una sacudida emocional. Inclusive puede decirse que la difamación “en contra del patriarcado” le sirvió a algunos “patriarcas” para mostrar un rostro desconocido para nosotros.
Atravesamos el proceso de duelo, y en esta etapa no hay lágrimas ni tristeza, sino consciencia y certeza de que el Yo.Si.Te.Creo se ha abaratado y prostituido por algunas (ojalá sean pocas) personas.
Lamento que una joven con una evidente falta de salud mental haya difamado a un profesor con 23 años de cátedra, involucrado en causas sociales, quien (posiblemente) pagó la factura de la FALTA de atención a un problema URGENTE en las instituciones educativas: la atención a la salud mental y la gestión de emociones.
Lamento que un grupo feminista haya expuesto un testimonio carente de veracidad, y que dado ello, haya perdido credibilidad y haya desaparecido de redes, vulnerando todos los casos reales donde hay verdaderas víctimas.
Agradezco el aprendizaje, el “Reset”. El sentirnos tan infinitamente vulnerables, desnudos de esas falsas seguridades (como lo leí alguna vez). Agradezco las presencias y las obvias ausencias, agradezco cada día que transcurre en el cual nada nos ha faltado, y también nos hemos reinventado.
Suelto las expectativas. La perfección, las creencias limitantes, lo que nos definía anteriormente. Sé que no soy, y no somos, ni remotamente lo que éramos en 2020. Perdimos un mucho nuestra inocencia, el ser ilusos respecto a ciertas personas e instituciones.
¿En qué nos hemos convertido?
Nos reafirmamos excelentes administradores, emprendedores, próximamente standuperos (hay que sacarle provecho y sonrisas a los reveses de la vida) y escritores, y tal vez surjan mas talentos.
Y sí, somos más fuertes que hace un año. Seguimos cursando la maestría de gratitud y resiliencia y creo deberíamos graduarnos con honores.
No olvido en absoluto que en realidad yo soy acompañante de mi esposo en todo esto, y que mis emociones y sentimientos no se comparan a lo que él ha pasado. Pero bueno, en el camino andamos.
A quienes creyeron en mi esposo, gracias siempre. Sentí tristeza al escuchar los audios de una feminista confesando que toda la difamación habia sido un berrinche de una jovencita, pues de ninguna forma dimensionaron el daño causado.
Es tiempo de seguir caminando y ponerle parchecitos a las heridas, y es tiempo de confiar en que encontraremos el para qué de lo ocurrido. O simplemente pasaremos las páginas y cambiaremos de libro.
Todo pasa, y esto también pasará.
Gracias, gracias, gracias.