Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

La invisibilidad de la locura

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Por Jesús Rivera

Reynosa, Tamaulipas. La Casa de Salud Mental de Reynosa dejó de funcionar hace varios años y el número de pacientes psiquiátricos que deambulan por las calles del centro de la ciudad se multiplica.

Pese a la gran cantidad de personas que caminan a su lado, la invisibilidad de la locura se hace evidente a cada momento.

Eso fue precisamente lo que ocurrió con un joven demente, el día de ayer.

Poco antes del mediodía caminaba de manera vacilante por la acera de la calle Hidalgo, en el cruce con Morelos.

A unos metros de la sucursal de BANORTE, repentinamente cayó de rodillas y segundos después se recostó en el suelo de concreto.

Difícilmente intentaba incorporarse, tal vez aquejado por algún padecimiento que le impedía mantener el equilibrio.

A su lado pasaban los peatones sin siquiera notar su presencia.

Sus manos se alargaban, como buscando de dónde sujetarse y su cara gesticulaba grotescamente.

De pelo hirsuto, negro, barba crecida y harapos, este individuo, de no más de 35 años de edad, vaga todos los días por el área de la plaza Hidalgo, calle peatonal y vialidades cercanas, donde hay fondas o restaurantes, hurgando entre la basura en busca de comida.

Como él, otras personas afectadas de sus facultades mentales se han vuelto parte del paisaje, en el centro de la ciudad.

Unos son agresivos, otros están dentro de su mundo, pero nadie sabe el drama que llevan consigo.

La mayoría de ellos han sido dejados a su suerte por sus familias y no es raro hallar de pronto el cadáver de algún indigente tirado en algún rincón durante la temporada invernal.

La Casa de Salud Mental, por lo menos, los proveía de un lugar seguro dónde pasar sus días de delirio.