Dirección General: Jesús Rivera Zúñiga

Al Vuelo-Sodoma

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Por Pegaso

Lo que pasaba en una mansión ubicada en una isla cercana a Miami, me recordó las escenas que imaginó el Marqués de Sade en su novela más conocida llamada “Saló o Los 120 Días de Sodoma” (Les Cent Vingt Journées de Sodome, ou l’École du libertinaje, por su título original en francés).

Sintetizadamente, en ese libro se narran las peripecias de cuatro hombres poderosos y libertinos que, para divertirse, organizan una especie de campamento o estancia de 120 días en un castillo perdido en Los Alpes.

Uno es un aristócrata, el segundo un obispo, el tercero es un banquero y el cuarto, un juez.

Corruptos como son, contratan a cuatro “historiadoras” que se encargarán de relatar todo lo que vean en el castillo.

Secuestran a ocho jóvenes de entre 12 y 15 años para hacerlos sus esclavos sexuales y someterlos a sus más bajas pasiones.

Hay otros personajes que también participan, hasta hacer un grupo de 42 individuos.

Se practica de todo, incluso la necrofilia, pero dejan para el último lo que llaman “La Perversión del Diablo” que es mejor no describir en este espacio.

Pues bien, para mí que las fiestas que organizaba el rapero Sean “Didi” Combs, también conocido como Puff Daddy, desde hacía por lo menos tres décadas, imitaban muchos de los escenarios de “Los 120 Días de Sodoma”.

A esas “fiestas” se invitaba a artistas de todo tipo, a productores y promotores de música, a cantantes de moda, a editores de revistas y muchas personas más.

Incluso algunos llevaban menores de edad, como Will Smith, que acostumbraba llevar a su hijo Jaiden Smith, del que presuntamente abusaban con el consentimiento de su padre.

Han salido decenas de denuncias de mujeres adultas y adolescentes en contra de “Didi” Combs por abuso sexual.

Nombres tan conocidos de la farándula como Leonardo Di Caprio, protagonista de “Titanic” y “Había una vez en Hollywood”, Russel Simmons, Ashton Kusher, Usher, Drake, Justin Bieber, el propio Will Smith, Cuba Gooding Jr., Chris Brown, Megan Fox, Oprah, Paris Hilton y Maria Carey, eran asiduos asistentes a la mansión del rapero, según los datos que han salido a la luz pública.

Todo eso era un secreto a voces en el mundo de la farándula gringa, pero nadie se atrevía a denunciarlo.

Mel Gibson lo denunció, pero este últimamente ya no tenía tantos ofrecimientos de trabajo precisamente por la postura crítica que asumió y por la defensa de los derechos de los niños.

Y si se sabía desde muchos años atrás, es inconcebible que no se haya actuado contra los organizadores, que en términos prácticos representan una bien organizada banda de explotadores sexuales.

Cuando llegó la policía a catear la mansión, encontraron cientos de botellitas de aceite para bebé, pero resulta que no era tal, sino una droga parecida al éxtasis que elimina la voluntad y el albedrío de la persona que la llega a consumir, hasta permitir que hagan de ella lo que quieran. Por algo se le llama “la droga zombie”.

Ya van dos escándalos seguidos de ese tipo. Recordemos que el año pasado surgieron muchos nombres de quienes participaban en orgías en la isla privada de Jeffrey Epstein, donde se abusaba de menores de edad.

¿Cuántos casos similares habrá, como aquel que describe la película “Sound of Freedom”, basada en hechos reales?

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “En ocasiones los hechos verídicos sobrepasan a los sucesos imaginarios”. (A veces las realidad supera a la fantasía).